Brasilia.- El presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, mantuvo este miércoles sus primeros contactos políticos desde que ganó las elecciones en Brasilia, donde se reunió con los jefes de las dos cámaras legislativas y de la Corte Suprema.
Según fuentes de su equipo, fueron contactos «institucionales», aunque en el caso de los presidentes de la Cámara de Diputados, Arthur Lira, y del Senado, Rodrigo Pacheco, sirvieron para analizar alternativas para abrir espacios en los presupuestos de 2023, a fin de financiar los programas sociales que Lula prometió en su campaña.
«El país necesita diálogo y normalidad», escribió Lula en sus redes sociales tras la reunión con Lira, hasta hoy aliado del actual presidente, Jair Bolsonaro, quien fracasó en su intento por buscar la reelección.
El principal objetivo de Lula, en principio, es garantizar que las familias más pobres del país reciban un subsidio de 600 reales (unos 120 dólares) por mes, pero para eso será necesario alterar el proyecto de presupuesto enviado al Parlamento por el Gobierno de Bolsonaro.
Una posibilidad sería una alteración de los presupuestos y abrir espacios fiscales enmarcados dentro de una ley que limita el aumento anual del gasto del Gobierno a la inflación registrada en el período anterior.
Según los cálculos del mercado, este año la inflación cerrará en torno al 6 %, que sería el máximo permitido para el aumento del gasto fiscal.
Otra alternativa para no desajustar los presupuestos sería una enmienda constitucional, que sin modificar esa ley, desvincule de esas obligaciones la llamada «inversión social».
Lira no se pronunció sobre el asunto tras la reunión con Lula, pero sí lo hizo el senador Rodrigo Pacheco, presidente de la Cámara alta, quien consideró que esa enmienda sería «factible» y podría ser aprobada antes del 1 de enero, cuando Lula asumirá el poder.
Tras sus primeros contactos, por separado, con los jefes de las cámaras legislativas, Lula hizo una visita a la sede de la Corte Suprema, donde fue recibido por su presidenta, Rosa Weber, y otros miembros del tribunal.
La reunión también fue considerada como «institucional» por el equipo de Lula, quien ganó las elecciones del pasado 30 de octubre por una diferencia de 1,8 puntos porcentuales sobre Bolsonaro, líder de la ultraderecha.
En coincidencia con las primeras actividades de Lula en Brasilia como presidente electo, un millar de activistas del bolsonarismo se han concentrado a las puertas del Cuartel General del Ejército para exigir una «intervención militar» que «impida» la toma de posesión del líder progresista.
Los manifestantes, que se niegan a reconocer el resultado de las urnas, han sido reforzados por unos 300 camioneros que llegaron a la capital este miércoles desde diversos puntos del país.
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