Las obras del puerto de Outeiro, avaluadas en aproximadamente 233 millones de reales (o 43 millones de dólares), comenzaron a mediados de abril de este año e incluyeron la ampliación del muelle, de 261 metros a 716 metros, con una capacidad de desplazamiento de ochenta mil toneladas, el doble de la capacidad anterior.
São Paulo.- El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, participó este sábado en la entrega de las obras de ampliación del Puerto de Belém, donde se anclarán los hoteles flotantes destinados a hospedar a las delegaciones de la COP30.
Los hoteles flotantes se ubicarán a unos veinte kilómetros del centro de convenciones Parque da Cidade, espacio que albergará la cumbre. Esta medida responde a la limitada capacidad hotelera de Belém, estimada en unas veinte mil camas.
"De a poco le vamos mostrando al mundo que Brasil no es solo el sur del país. No es solo Río de Janeiro o São Paulo. Es importante que las personas conozcan otras regiones de Brasil", declaró Lula en un vídeo difundido en sus redes sociales.
Pese a las quejas de varios países por la falta de alojamiento, Brasil mantiene la cumbre en Belém, con 170 delegaciones nacionales registradas, superando el quórum necesario para decisiones.
Para aliviar la presión inmobiliaria, la reunión de jefes de Estado se adelantará al 6 y 7 de noviembre, antes de las deliberaciones técnicas del 10 al 21 de noviembre.
Según fuentes oficiales, tras la cumbre, la terminal portuaria de Belém se dedicará al movimiento de graneles sólidos, líquidos y carga general, asegurando su uso continuo en la región amazónica.
Antecedentes
El Puerto de Belém, ubicado en la región amazónica de Brasil, ha sido históricamente un punto estratégico para el comercio de la región, especialmente para el movimiento de graneles sólidos, líquidos y carga general.
Sin embargo, su infraestructura era limitada, con un muelle de 261 metros y capacidad de desplazamiento insuficiente para atender la creciente demanda logística y eventos internacionales de gran envergadura.
La ciudad de Belém también enfrenta un desafío en términos de capacidad hotelera, con aproximadamente veinte mil camas disponibles, lo que resulta insuficiente para alojar delegaciones de grandes eventos como la COP30.
Ante esta situación, el Gobierno brasileño decidió implementar obras de ampliación del puerto y habilitar hoteles flotantes, garantizando infraestructura adecuada para la cumbre y mostrando el potencial de la región amazónica más allá de las ciudades más conocidas como Río de Janeiro y São Paulo.