BARCELONA, España.- Un impresionante despliegue de efectos especiales, coreografías, proyecciones, cambios de vestuario y música ha deslumbrado hoy a los 20,000 espectadores que se han reunido en el primero de los dos conciertos de Madonna en Barcelona, única parada española de la gira «MDNA Tour»,
Con 45 minutos de retraso, la diva del pop ha hecho una aparición estelar dentro de una urna y rodeada de proyecciones que han convertido el Palau Sant Jordi en una catedral gótica.
Seis bailarines vestidos de monjes han tocado las campanas de esta catedral ficticia ante una cruz gigantesca hasta que han oído los primeros acordes de «Girl Gone Wilde», momento en el que se han desprendido de las túnicas para mostrar sus torsos y unos altísimos zapatos de tacón.
Madonna ha hablado poco y cantado mucho, pero ha tenido tiempo de de anunciar una canción de «amore» y de emocionar a los presentes cuando ha dicho, en inglés, que «todos somos uno, da igual nuestra ideología o nuestra opción sexual».
Pero el éxtasis colectivo no ha llegado hasta el final, con la interpretación de «Like a prayer» con un coro de gospel y el público rendido.
«The MDNA Tour», que mañana repite en Barcelona, se alargará hasta el 2013, después de recorrer treinta países y ofrecer más de 90 espectáculos, en el itinerario más largo de la artista, que en su anterior gira hizo 85 paradas.
En Barcelona el telonero de Madonna ha sido el disc jockey, cantante esporádico y productor francés de música electrónica Martin Solveig que a las ocho de la tarde ya había convertido el Palau Sant Jordi en una pista de baile.
Mientras fuera todavía era de día, dentro ya dominaban las luces de colores y Martin Solveig se esforzaba en transformar la espera en una fiesta.
«¿Estáis preparados para la ver a la reina?» ha preguntado Solveig antes de que se abriera la cortina con la imagen de Madonna impresa y apareciera la reina de carne y hueso para demostrar que a sus 54 años sigue aferrada al trono.
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