Nelson Mandela, durante y más allá de su largo tormento tras las rejas, nunca olvidó que la firme y prolongada solidaridad de Cuba, con decenas de miles de combatientes, médicos y maestros en Africa, significó la derrota del ejército sudafricano, mantuvo la independencia de Angola, propició la de Namibia y comenzó el derrumbe del Apartheid. «Cuando Africa llamó, Cuba respondió», dijo, ya Presidente, al abrazar a Fidel Castro, no como un mandatario más, sino como un hermano de su pueblo, para orgullo no solo de Cuba, sino también de la solidaria América Latina. No lo olvidemos.
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