Una rana se preguntaba como del frío del invierno. Unos gansos le dijeron que emigrara con ellos. Pero la rana le contestó: Pero, si yo no alas poder llegar allá.
Dejádmelo a mí-dijo la rana-. Tengo un cerebro esplendido. Lo pensó y luego pidió a dos gansos que le ayudarán a coger una vara fuerte, cada uno sosteniéndola por un extremo. La rana pensaba agarrarse a la caña por la boca.
A su debido tiempo, los gansos y la rana comenzaron su travesía. Al poco rato, pasaron por una pequeña ciudad y los habitantes de allí salieron para ver inusitado espectáculo. Alguien preguntó. ¿A quien se le ocurrió tan brillante idea?
Esto hizo que la rana se sintiera tan sentido de impotencia que exclamó: ¡A mí!
Su orgullo fue su ruina, porque al momento que abrió la boca, se soltó, y se cayó al vacío y murió.
Mantener la boca cerrada cuando tú, no vas defender tu fe, no viene de Dios.
Hasta la próxima y muchas bendiciones para todos.
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