Redacción Internacional.- Los equipos de rescate en Turquía y Siria seguían salvando este miércoles (08.02.2023) a contrarreloj a supervivientes atrapados en los escombros del potente terremoto del lunes, que dejó ya más de 15.000 muertos.
Durante dos días y dos noches desde el sismo de magnitud 7,8, miles de socorristas trabajaron en temperaturas gélidas para encontrar a sobrevivientes bajo los edificios derrumbados a ambos lados de la frontera.
El responsable de la Media Luna Roja turca, Kerem Kinik, advirtió que las primeras 72 horas eran críticas en las labores de rescate, pero señaló que estas se veían entorpecidas por las «severas condiciones meteorológicas».
Aun así, los trabajadores de emergencia pudieron salvar el miércoles a varios niños encontrados bajo un bloque colapsado en la castigada provincia turca de Hatay, donde municipios enteros desaparecieron.
«De repente oímos voces (…) Inmediatamente oímos las voces de tres personas al mismo tiempo», dijo el socorrista Alperen Cetinkaya. «Esperamos más de ellos (…) las opciones de sacar gente con vida aquí son muy altas», agregó.
Crece frustración
El saldo provisional de la tragedia se eleva ya a 15.383 personas muertas.
En Turquía, donde se declararon siete días de luto y un estado de emergencia de tres meses en las provincias más castigadas, el número de fallecidos alcanzó las 12.391 personas, según las autoridades.
En Siria, país castigado por más de una década de guerra civil, el saldo llega a 2.992 muertos, según el balance del gobierno de Damasco y de los equipos de protección civil en las zonas rebeldes.
El jefe de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, dijo que el tiempo se agota para los miles de heridos y desaparecidos entre los escombros.
A medida que pasan las horas, también crece la frustración y el enfado por la escasa ayuda que llega a algunas áreas situadas en zonas de difícil acceso o afectadas por los conflictos geopolíticos de la zona.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, que visitó el miércoles la provincia de Hatay, cuestionado por «deficiencias» en la respuesta al terremoto, dijo que «es imposible estar preparado para una catástrofe así».
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