El gobierno debe ponerse de acuerdo antes de anunciar medidas porque la falta de comunicación efectiva provoca confusión e incertidumbre entre la población.
Un breve recuento de los acontecimientos en las últimas 72 horas retrata el panorama.
En la mañana del miércoles, el ministerio de Salud dijo en rueda de prensa que la obligatoriedad de la tarjeta de vacunación con la tercera dosis entraría en vigencia el próximo lunes, tal y como estaba pautado.
Unas 8 horas más tarde, el presidente anunciaba la eliminación de todas las restricciones por COVID-19, diciendo que “Medidas como el uso de la mascarilla, la necesidad de presentar la tarjeta de vacunación para acceder a todos los lugares, o las restricciones en espacios públicos, eran responsabilidad individual de todos y cada uno de nosotros”.
Añadió que el país “merecía y necesitaba una recuperación emocional y dejar atrás las medidas que se tuvieron que imponer para un tiempo que ya era pasado”.
El anuncio que tomó al país por sorpresa, lo hizo el mandatario en un mensaje que inicialmente se transmitiría solo en redes sociales.
24 horas más tarde, Salud pública emitió una resolución que dice que las mascarillas son de rigor para pasajeros del transporte colectivo y centros de salud públicos y privados, además de recomendar que la siguieran utilizando en general.
Esto tras la Organización Panamericana de la Salud lanzar un comunicado recomendando al país que a nivel individual, continuaran con las medidas preventivas para evitar los contagios, particularmente en lugares cerrados y donde hubiese aglomeraciones de personas como son el distanciamiento y el uso de mascarillas, además de completar el esquema de vacunación.
Y este viernes, el director de Control de Expendio de Bebidas Alcohólicas (Coba), advirtió que el cese de las medidas restrictivas anunciadas por el Presidente no influye en el horario para la venta de bebidas alcohólicas que seguirá igual, de domingo a jueves hasta la media noche y viernes y sábado hasta las dos de la mañana.
El mensaje desde el gobierno no parece unificado, da la sensación de improvisación y no fruto del consenso entre el gabinete de salud, sus asesores y el ejecutivo.
Todos estamos de acuerdo con el respiro y la flexibilización de las medidas que se venían aplicando desde hace tiempo porque la vuelta a la normalidad es algo que anhelamos todos, pero no pueden anunciar medidas a la ligera que demuestre incoherencia e inconsistencias, provocando confusión con un tema como la pandemia que ha causado tanto sufrimiento y luto durante dos años.
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