No hay nada más agradable que un espacio armónico, donde cada salón, cada pasillo lleven a un portal extraordinario en donde los sentidos se vuelvan cautivos del arte.
Tal es el caso cada vez que voy al Met, en la ciudad de Nueva York. Ir al Met es como entrar en un universo paralelo, en donde cada salón tienen una razón exacta de ser y de existir. El Met representa todo lo que debería de ser un museo o cualquier espacio cultural que merezca realmente que la gente vaya.
Lo primero es que no falta nunca en el Met un programa para cualquier tipo de persona. Uno va y todos los días hay niños, ancianos, discapacitados, jóvenes y adultos de toda diversidad étnica y cultural reunidos en un espacio que no pretende más que unirlas y fomentar la belleza que hay en ser distintas. Si en la República Dominicana estuviéramos más dispuestos a invertir en fomentar las artes y a no cargarle al Estado la responsabilidad de dirigir proyectos que conlleven de más continuidad que la duración de un gobierno, quizás nuestro Museo de Arte Moderno pudiera tener un modelo más similar al del Met. Un espacio donde convergen la gastronomía, la naturaleza, el arte antiguo, el moderno, la musicalidad, programas educativos, eso es lo que deberían de ser todos los museos. Un espacio que no necesite del sector público porque alimenta tanto el alma de quienes lo visiten, que resistirse a hacerse miembro es casi como pasar años en el desierto sin una gota de agua, y un gobierno que incentiva la inversión en estos proyectos permitiendo que la membresía sea deducible de impuestos.
Mi parte favorita y probablemente la de más exposición mediática siempre es el salón donde haya exposiciones de moda porque no hablan de moda como una forma de adornar solo el cuerpo de una mujer, sino más bien de la moda como denuncia social, como imposición de una tendencia artística y de dejar huella en una era determinada. La última vez que fui estaba expuesto Comme des Garcons y ahí encontré una pieza que representa todo lo que quisiera que fomente cada dominicano como legado de su trabajo: “Wear Your Freedom,” que se traduciría en “Vístete de Libertad.”
Describir todo lo maravilloso que tiene el Met probablemente me tomaría hacer un libro, pero por este artículo puedo dejarlos con ese pensamiento de la camiseta que compre. Nuestra libertad de ser, de expresar y de vivir, que es lo que hace que seamos más provechosos en todas las áreas del conocimiento no solamente para nuestro bienestar sino para nuestro entorno y para el mundo.
Recomendación de la Semana: Leer “Una Vida con Propósito” de Rick Warren.
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