Se habla mucho de combatir la corrupción. La mayoría de la gente cree que ello sólo se refiere a los robos de dinero del gobierno. La corrupción es el deterioro de valores, usos o costumbres y corromper es “alterar y trastocar la forma de algo; echar a perder, depravar, dañar, pudrir; sobornar a alguien con dádivas o de otra manera”.
Es claro pues que mentir y deformar la verdad es una corrupción, que por algo se comienza… Hay demasiada tolerancia con las mentiras en nuestra sociedad. Por ejemplo, ¿Se creerán sus propias “encuestas” quienes viven de la política y por tanto deben soplar la vela de su barco cuando faltan aquellos vientos? O cuando un periódico miente sobre su propia tirada o cantidad de followers, ¿cómo creer sus noticias? Uno mustio cuya circulación no llega al 5 % de la de los punteros del mercado dominicano dizque tiene 68 % tantos followers como el líder de la prensa.
La importancia de la honestidad en la prensa tiene que ver con algo que decía Schopenhauer: “Poquísima gente sabe reflexionar, pero todos quieren tener opiniones; ¿qué les queda más que adoptar como propias aquellas que otros proponen en vez de forjar ideas por sí mismos?”.
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