Cualquier mujer moderna que ame la lectura, seguro entre los grandes clásicos se ha topado y sentido identificada con Nora Helmer, personaje principal de la gran obra de Henrik Ibsen: Casa de Muñecas.
En esencia, el libro gira en torno de la vida de una mujer cuyas ideas estaban muy avanzadas para los dogmas que le imponía su sociedad. Nora no soportaba que los secretos de su pasado pudieran ser expuestos a su esposo y que el no pudiera perdonarla siendo que ya era madre de sus dos hijos, por lo que decide abandonarlos en busca de su propia libertad.
El caso es que entre las obras destacadas ahora en Nueva York, se les ha ocurrido una fantástica continuación en donde Nora, años más tarde regresa a exigirle a Torvaldo el divorcio después de vivir años como una destacada y sobresaliente escritora.
Por años, idolatré de sobremanera a Nora, hasta que con mi amiga quien lleva el mismo nombre que el personaje en cuestión, me hizo reflexionar sobre nuestros papeles en la sociedad como mujeres.
Si bien es cierto que hoy en día las mujeres podemos ser igual o más productivas que los hombres y vivimos bajo legislaciones (en el hemisferio occidental) que no hacen distinción de género para oportunidades de crecimiento ni laborales, debemos entender que cuando se trata de construir un hogar aveces es necesario que hagamos un esfuerzo en que nuestra feminidad no se vea puesta en riesgo.
El problema de muchas relaciones de parejas modernas es que las mujeres nos tentamos mucho a ser rebeldes porque aveces no podemos evitar sentir que dejarnos querer por otro es querernos menos nosotras mismas, en vez de aceptar la guía emocional y espiritual de nuestros compañeros.
Las mujeres modernas podemos ser exitosas y manejar nuestros hogares y propios negocios perfectamente, pero debemos saber que nuestra verdadero papel está en crear sensibilidad, en promover la bondad y las iniciativas filantrópicas a través de nuestro trabajo, que debe ser siempre digno y honesto.
Mi consejo para mis lectoras es que no sientan que el matrimonio, la maternidad y los cambios que pueden implicar el estar en una relación desalienten sus proyectos personales y que eligiendo bien una pareja que apoye y respete sus ideas no nos hacen menos independientes, ni implican renunciar a nuestra libertad.
Recomendación de la semana: Adornar sus casas con rosas blancas.
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