Recientemente, leí en un periódico nacional, que el Obispo de la diócesis de San Juan de la Maguana, Monseñor Tomas Alejo Concepción, está preocupado por la crisis energética que azota algunas regiones del país; calificó de injusticia, que a los ciudadanos se le prive del servicio eléctrico durante horas mientras se le cobra como si fuera normal ; subrayó que el desarrollo del pais y el crecimiento de las grandes industrias nacionales dependen en gran medida de un suministro eléctrico estable, por lo que hizo un llamado al gobierno para que resuelva este problema y ponga tarifa justa para los sectores pobres y ricos. Lamentó que un servicio que en gestiones anteriores estaba normalizado, operando correctamente, haya retrocedido de tal manera.
Comprendo la inquietud de Monseñor y los motivos por los que ha elevado su voz reclamando este servicio, pero me hubiera gustado escucharla expresada como eclesiástico, mencionando los principios cristianos. En la sociedad hay una crisis peor que la energética y que afecta a todos los sectores de la población: la crisis del alma, espiritual, la falta de valores morales, cívicos, religiosos, que lleven a la paz, a la armonía, a la estabilidad familiar, que conduzcan la población por mejores caminos.
Monseñor, necesitamos, con urgencia, que se fortalezcan los principios cristianos, creer mas en Dios, el Todopoderoso, que las iglesias, los eclesiásticos, ayuden a verlo en todos los escenarios; que se concentren más en su misión de cuidar el alma, de llenar el espíritu de amor, fe, esperanza; que, con su vida ejemplar, conduzcan por el camino de la paz; que, de alguna manera, enlacen la solución de los problemas y servicios con el poder de Dios, para que todo fluya mejor.
Poner la población a orar, para que Dios ilumine los gobernantes y busquen la mejor solución a los problemas, marca la diferencia entre una persona común o líder político y la de un representante de la iglesia. Necesitamos que luces divinas, penetren en el espíritu de los dirigentes tantos del sector público como privado y de la población, para iluminar sus plataformas al actuar y atiendan la falta de muchos servicios, como agua, energía eléctrica, comida, vivienda, educación, etc.; necesitamos que los religiosos, dedicados a buscar paz espiritual, nunca olviden su misión y ayuden a que actuemos siguiendo parámetros cristianos para resolver los problemas, para evitarlos, desde cualquier posición y lugar; que las voces de los eclesiásticos se escuchen como tales, para evitar ser confundidos con militantes de partidos políticos o como un ciudadano sin rumbo, que solo busca destacarse.
El obispo Concepción sabe que hay crisis peores que la energética y la falta de bienes materiales; tenemos la delincuencia, corrupción, asesinatos, demagogia, falta de amor al prójimo, etc.., que afectan todos los sectores e impiden la paz ; sabe que se pueden combatir, esgrimiendo los principios que nos enseñó Jesús, el hijo de Dios; de ahí la importancia de que los misioneros, aprovechen cualquier problema que golpee la comunidad, como este de la energía eléctrica , para esgrimirlos, no como cualquier ciudadano, sino para lograr un efecto sanatorio para el alma de los gobernantes y la comunidad. Esa es su misión, lo que la mayoría espera que haga; que aprovechen cualquier oportunidad, para orientar por el camino divino, la sociedad.
Recibe las últimas noticias en tu casilla de email