Por Gabriela Andujar
SANTO DOMINGO.- La sociedad de hoy se deja llevar por el sistema materialista del poder político y económico, manifestó Monseñor Francisco Ozoria, al ofrecer la homilía del Domingo de Ramos, a la que acudieron cientos de feligreses; quienes previo a la Santa Misa, realizaron la tradicional procesión como símbolo de la renovación de la fe en Dios, la vida y resurrección de Cristo.
En un símil entre la sociedad de ayer y la de hoy, Monseñor Francisco Ozoria dijo que actualmente ante la justicia, se prefiere al injusto y condena al justo.
Al lamentar que la realidad en que vivimos es de apariencia, hipocresía y de mentira, el Arzobispo Metropolitano de la Arquidiócesis de Santo Domingo, manifestó que en este tiempo el Señor nos invita a optar por el bien, por la justicia, por la verdad, por la Paz.
Previo a la Santa Misa, se llevó a cabo la procesión del Domingo de Ramos, siendo este el primer recorrido luego de dos años de celebraciones con restricciones, debido a la pandemia del COVID-19.
Familias llenaron las calles de la zona colonial, con ramos en las manos y entonando cánticos, mientras recorrían el trayecto que marcaba la guardia romana de la iglesia de Las Mercedes, precediendo la imagen de Jesús en el asno, representando su llegada al templo, dándole así inicio a la Semana Mayor.
Al indicar que es este es un tiempo de reflexión y de fortalecimiento de fe, algunos creyentes hicieron el viacrucis junto a sus hijos, a fin de inculcarles la tradición y se convierta en tradición de generación en generación.
La procesión del Domingo de Ramos muchos devotos la consideran como una forma de agradecimiento por los milagros que ha hecho Jesucristo con cada uno.
Tal es el caso de la señora Rosa Félix, de 77 años, quien asegura que en más de una ocasión ha sido sanada.
Participar en las actividades religiosas durante el asueto, es lo menos que puede hacer por el Señor, afirma la señora Rosa.
La semana santa finaliza el próximo Domingo de Pascua, donde se espera que miles de feligreses ocupen los asientos en los templos, a fin de celebrar la resurrección de Jesucristo, tras haber sido crucificado.