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“Mucho cuidado con lo que hablas”

Un cordial saludo a mis queridos lectores.

Nosotros los seres humanos tenemos que tener muchísimo cuidado con y en la forma en que hablamos. Yo siempre he dicho que si nuestra lengua pagara impuestos por lo que hablamos, tendríamos que tener dos trabajos, pues un sueldo seria solamente utilizado en el pago de los mismos.

Hablamos y comentamos de los demás cosas que a veces son hirientes y desagradables, y que en la mayoría de los casos ni nos incumben, pues cada cual tiene la libertad de los hijos de Dios de vivir su vida, pues en un final es a Dios al que cada persona le tiene que dar cuentas de su actuación en su paso por la misma.

Tenemos que tener presente que nuestras palabras son casi siempre las herramientas más poderosas que tenemos nosotros los seres humanos. Pero también son como espadas de doble filo, que pueden ser utilizadas para crear el más bello sueño del mundo, o también servir para destruir todo lo que está a nuestro alrededor.

Uno de los más grandes y peligrosos filos es el utilizar palabras erróneas, que son creadores de un infierno en vida. El otro filo es el de las palabras bellas, que solamente generan paz, belleza y amor. Según el uso que le demos a las mismas, ellas te liberarán, o te harán esclavo de aquello que dices y a veces mucho más de lo que piensas o te imaginas.

Lo que decimos es de tanta fuerza y tan poderoso, que una sola palabra puede hacer que una vida cambie, o también puede destruir a muchas personas. Hace muchos años y esto sucedió en Alemania, que mediante el uso de las palabras, una persona manipuló a un pueblo entero de personas que eran muy inteligentes, y los llevo a una guerra mundial sólo porque tenía un gran poder en sus palabras.

Tenemos que estar consientes que de nuestra boca emana un gran poder, por eso con nuestras opiniones somos capaces de destruir, matrimonios, familias, y amistades. Tenemos que ser impecables con las palabras que le decimos a los demás, porque las palabras son como un boomerang que se devuelven contra nosotros mismos. Si me encuentro con una persona y por alguna barrabasada que cometa le llamo idiota, es muy probable que esa persona se enfade y me devuelva esa misma palabra u otras con más odio, entonces mis palabras han sido como un boomerang que han vuelto a mí.

Hay algo que no se puede recoger del todo o echar hacia atrás y son las palabras que uno dice, yo lo comparo con un vaso de agua, uno lo vierte en el piso, y utiliza el mejor papel absorbente que haya o la mejor toalla absorbente y recoge toda el agua hasta la última gota echándola en el vaso, y nos daremos cuenta que nunca el vaso va a llegar a tener la misma cantidad de agua que antes tenía, pues igual es lo que uno dice.

La vida es una calle de dos vías, ida y venida. Si yo te amo y te doy amor, tú me amaras, si te doy una sonrisa, tú me sonreirás, ahora bien, si voy repartiendo odio y rencor, eso voy a cosechar, porque me darán odio y me tendrán mucho rencor. Si soy egoísta con los demás, así lo serán conmigo, es decir que recogeré lo que he sembrado.

Tenemos que llegar a un acuerdo con nosotros mismos para ser impecables con lo que decimos, y con nuestra palabras, ahora bien llegar a este acuerdo es muy difícil para nosotros, pues hemos aprendido a obrar y actuar en forma contraria a esto, porque en nuestro hablar y en las palabras que decimos no somos impecables. En cantidad de ocasiones lo que hacemos es usar nuestras palabras para maldecir, pare destruir al otro, para culpar a los demás y hasta para reprochar a los otros por lo que hacen, usamos nuestras palabras para propagar ese veneno que llevamos dentro, para expresar nuestra envidia, nuestro celos y nuestro odio.

Mis queridos amigos, tenemos que darnos cuenta que con el mal uso de nuestras palabras nos perjudicamos los unos a los otros y en un final, no ganamos nada, sino dañar a los demás y crear un estado de dudas ante los demás.

La principal forma de comunicarnos hoy en día en la sociedad en que vivimos es contando chismes, a mi me dijeron, me lo conto alguien de buena tinta, y así muchas otras cosas. No nos damos cuenta de el daño que un chisme muchas veces sin ser la verdad o una verdad a media puede causar.

Procuremos ser impecables en nuestras palabras, en nuestro hablar y nos vamos a dar cuenta de que muchísimos cambios van a suceder en nuestra vida, cambios en nuestra forma de tratar a los demás especialmente a aquellos a los que más queremos.

Termino con este pedazo de la Primera Carta de San Pablo a los Corintios, Capitulo 3, Versículo 3 que dice así: “Mientras haya entre ustedes envidias y discordias, es que siguen manteniendo criterios puramente humanos y conduciéndose como lo hace todo el mundo”.

Hasta la próxima y muchas bendiciones para todos.

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