REDACCIÓN.- Tras el estallido de una bomba perdida en Trípolí, al menos seis menores de edad perdieron la vida, confirman fuentes policiales.
Los fallecidos, miembros todos de una misma familia, murieron hoy al estallar en Trípoli una bomba perdida durante el último cerco a la capital, que se extendió desde abril de 2018 a la tregua en la actualidad en vigor, firmada hace un año.
Según fuentes policiales, los menores, cuyas edades oscilaban entre las 6 y los 14 años, perdieron la vida al manipular un proyectil de mortero hallado en los alrededores de una granja en la zona de Al-Mamoura, situada en el extrarradio sur de la capital.
Hasta esa zona llegaron en 2018 las tropas del controvertido mariscal Jalifa Hafter, tutor del Parlamento en la ciudad de Tobrouk y hombre fuerte del país, tras una rápida y efectiva campaña militar que le permitió controlar, asimismo, el sur del país.
Su avance fue detenido por las milicias salafistas de Trípoli, asociadas con las fuerzas militares de la ciudad-estado de Misrata y reforzadas por miles de mercenarios sirios reclutados por Turquía entre los grupos de oposición islamista a la dictadura de Bachar al Asad.
Hafter, un antiguo miembro de la cúpula golpista que alzó al poder a Muamar al Gadafi y años después, reclutado por la CIA, se trasladó a Estados Unidos y se convirtió en el principal opositor en el exilio, contó con su parte con mercenarios rusos del «Grupo Wagner», una fuerza privada propiedad de Yevgeni Prighozin, un oligarca estrechamente relacionado con el presidente ruso Vladimir Putin.
La salida de los mercenarios extranjeros es uno de los puntos de fricción en Libia, país en el que desde hace días crece la tensión bélica y se teme un nuevo estallido de la violencia.
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