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No veo, no oigo y no hablo

Un cordial saludo a todos mis queridos lectores.

Estoy seguro que la gran mayoría de Ustedes han visto la caricatura de los tres monitos. Uno que tiene los ojos tapados, otro que tiene los oídos tapados, y otro que tiene la boca tapada, los tres con sus respectivas manos.

Bueno, pues así actuamos muchos de nosotros los seres humanos en cantidad de ocasiones. Desafortunadamente no queremos ver las cosas, o las vemos y no nos interesan, a veces hasta miramos a otra parte para como se dice vulgarmente en España, “Nos hacemos el chivo loco”. Oímos las cosas que ocurren a nuestro alrededor y no las queremos escuchar, y siempre he dicho que hay una gran diferencia entre oír y escuchar, oímos muchas cosas durante el día, la sirena de un vehículo de emergencia, los ruidos de un motor que nos pasa cerca, niños que gritan o lloran, y muchas otras cosas más, pero que en ninguna de ella meditamos o bajan a nuestro corazón. Ahora se escucha cuando lo que oímos lo pasamos de nuestros oídos a nuestra mente y de ahí baja a nuestro corazón y meditamos sobre las mismas. Y como dice el refrán: “No hay peor sordo que el que no quiere oír”.

El no hablar, eso está muy de moda hoy en día, me quedo callado ante las injusticias que se cometen, los atropellos por parte de las autoridades, los crímenes a mano de los delincuentes, los bajos salarios y abusos por parte de los empleadores, la falta de transparencia en las entidades gubernamentales, y en otras muchas cosas que hasta yo mismo cometo, ¿Sera ese motivo por el cual no quiero hablar?, tenemos cada uno de nosotros que cuestionarnos. Como dice el refrán español: “El que tiene techo de vidrio no puede tirar piedras para arriba”, es que en cantidad de ocasiones utilizo la filosofía de los tres monitos, “No veo, No oigo, y No hablo”.

Escuche una vez una frase que alguien me dijo y que siempre se ha quedado grabada en mi mente y es: “O tu eres parte del problema o tu eres parte de la solución”. Dice el Apocalipsis: “Porque no eres ni frio ni caliente te vomitare de mi boca”. Nosotros tenemos que tomar una determinación, tenemos que optar por decidirnos, o vemos, escuchamos y hablamos, o quedamos ciegos, sordos y mudos para siempre. Ahora, de nuestras actitudes en la vida tenemos que darle cuentas a Dios, y no le puedo dar cuenta por lo que hiso mi amigo, mi vecino o mi familia, yo tendré que dar cuentas según fue mi actitud y mi paso por esta tierra.

Tomemos entonces conciencia de cómo voy a actuar, si de verdad me interesa que tengamos un mundo mejor, que nuestros jóvenes sean mujeres y hombres de bien el día de mañana, si queremos una sociedad más limpia, con menos criminalidad, si queremos tener políticos honestos y transparentes que trabajen por el bien común y del pueblo por quien fueron electos y no para enriquecerse ellos, si de veras queremos un país que viva en paz y armonía, no podemos tomar la postura de los tres monitos. Tenemos que ver, escuchar y aprender a no quedarnos callados e indiferentes ante las injusticias que a diario se cometen.

Termino con esta lectura del Salmo 15, Versos del 1 al 5 y dice así: “Dios, ¿Quién habitará en tu presencia?, ¿Quién morará en tu monte santo?  El que anda en integridad, hace justicia, y habla verdad en su corazón. El que no calumnia con su lengua, ni hace mal a su prójimo, ni admite reproche alguno contra su vecino.

Aquel a cuyos ojos el vil es menospreciado, pero honra a los que temen a Dios. El que aun jurando en daño suyo, no por eso cambia, quien su dinero no dio a usura ni contra el inocente admitió cohecho. El que hace estas cosas, no resbalará jamás”.

Hasta la próxima y muchas bendiciones para todos.

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