SANTO DOMINGO.- El Covid cambió los planes, las tradiciones y la vida de Albert Javier Arias Gotera, quien por primera vez pasará el festivo dedicado a las madres sin la mujer que le dio la vida.
“No lo voy a tomar muy a pecho, porque me da mucha nostalgia, me pongo mal”, ignorar la celebración es una especie de ungüento para el dolor que no ha cesado desde el año pasado, cuando su madre se contagió y murió.
El venezolano que desde hace cuatro años reside en el país, sollozando narró que su progenitora lo visitaba en febrero de cada año en territorio dominicano, sin embargo, en el año 2019 el viaje fue sin retorno.
“Iba a nacer mi hija, entonces ella aprovechó y vino unos días antes para recibir a la niña, los años anteriores ella venía y se iba al mes”, explicó Albert, agregando que su estadía se extendió por un año, debido a que su madre Diana Margarita quería pasar tiempo con la recién nacida nieta.
Fue en febrero del 2020 que dijo: “Ahora si ya me quiero ir, tengo un año aquí, me quiero ir para Venezuela, quiero estar con tus demás hermanos y tu papá”, justo en esa fecha el República Dominicana cerró sus fronteras por la pandemia.
Narró que para mayo, la madre de cuatro hijos, procreados en un matrimonio de 45 años, se enfermó de Covid, convirtiéndose en parte de las estadísticas mortales al llegar el mes de julio.
“Ellos me la prestaron prácticamente para que viera el nacimiento de mi hija y no se la pude devolver”, entre lágrimas, dijo a NoticiasSIN.com.
Esta enfermedad ha sembrado el luto en más de 3,600 hogares en RD, y como en el caso de la familia Arias Gotera, miles han pasado de ser una familia alegre y enérgica a abrumarse por la tristeza y el desconsuelo que provoca la pérdida repentina de un ser querido.
El inmigrante apuntó que aún repasa en su mente las últimas palabras de su madre: “Hijo, no le pares, sigue para adelante que la vida debe continuar, dile a tu hermano que progrese por sus hijos y a tu padre que siempre lo he amado, que nunca lo voy a olvidar”.
A veces se siente culpable por la forma en que su madre se contagió. “Yo soy entrenador de caballo pura sangre en el hipódromo y en mi tiempo libre ejerzo como taxista, para ese momento un italiano abordó y me imagino que me contagió, porque yo fui de los primeros cinco casos con COVID-19 del país. Estuve hospitalizado un mes, me entubaron, estuve grave, pero salí de eso”.
Relató que hay situaciones difíciles de aceptar y momentos que nadie quiere vivir, justamente así describió sus sentimientos, sumándole a la irreparable pérdida, el tema de que 10 meses después no han podido llevar las cenizas a Venezuela, ni tampoco tuvieron un cuerpo presente que llorar porque los protocolos para quienes fallecen por esta enfermedad lo impiden.
“Voy a pedir un visado para que mi papá pueda venir a visitarme y así se lleva los restos de mi mamá”, afirmó.
RECUERDOS
No tiene ánimos ni deseos de celebrar el día de las madres un hijo que el COVID-19 le quitó la suya y ahora solo le queda recordar los días especiales vividos junto a su progenitora.
“El año pasado el día de las madres lo pase con ella hospitalizada, los diciembres no se ni como me agarran, y este año sin ella, trato de distraerme con otras cosas, en el trabajo o sacar los niños”, expresó.
“Estoy tratando de hacer la misma tradición, sin mucha celebración, pero es que eran muy emotivos esos días, siempre compartimos con ella toda la familia, este primer año es diferente y de verdad que de ánimos no estoy muy bien”, concluyó.
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