x

Nuevos vientos en los premios

La realidad de más de 15 años en el desarrollo de premios que llevan el nombre de Casandra no es difícil de saberlas. De sus intimidades y beneficios si se nos hace cuesta arriba creerlos porque realmente el nombre de Casandra no se merece un trato igual. Nunca hemos entendido y con nosotros mucha gente como cada dos años hay luchas intestinas en el seno de esta institución.

Acusaciones desde adentro y desde afuera ensombrecen la diafanidad de un premio, que siendo el único que existe presente en su cara la imagen de la Soberana. Las acusaciones son tan graves que se dice, yo no lo creo, que sus máximos dirigentes salen  con apartamentos nuevos y jeppetas del año. Y esta acusación es de muy mal gusto. Afortunadamente me ha caído en las manos la oferta del abogado de Acroarte para que Familia,  Presidente y  Acroarte aligeren un acuerdo. Ahí podemos ver muy claramente que el problema de la premiación es un problema de dinero. Cada año se mueven muchos millones y es que en la vida todo se ha  vuelto un vulgar negocio. El propone un 25% para Presidente, un 50% para Acroarte y como es lógico y justo suponer el resto (25%) llegaría a las manos de la Familia.

Hay que mantener viva la imagen de esa mujer, a costa de lo que sea y si esa es la solución acordada por todos tiene que ser respetada y la institución debe entregar los premios con justicia olvidando los cabildeos y las cartas debajo de la mesa, que las ha habido y que posiblemente las hay.

El mercado de boletas todos los años entregados a funcionarios, divas, prostitutas encubiertas, y pájaros de todo tipo debe de acabarse ya. En el arte hay todo de eso, pero no puede ser eso lo que prime bajo el disfraz de doña Casandra.

Quien escribe esto ha tenido que ver con más del 60% del arte popular dominicano y en solo 4 oportunidades de las 28 se me ha invitado al ceremonial. Yo soy un testimonio viviente de los manejos turbios que se han dado en ellas. Recuerdo que la primera oportunidad se me entrego 1 boleta para la ultima fila del segundo piso. Humildemente fui, la gente se asombraba al verme allí en la participación de la premiación de Ilegales y preferí callar.

No hago leña con árboles ni caídos ni por caerse, pero si tengo todo el derecho de dar mi opinión sobre todo cuando se dice que hay un alto porcentaje de miembros que apenas sabe leer y escribir….. Y mucho menos juzgar. De la misma forma que fiscales y jueces son evaluados entendemos que los que juzgan deben medidos con la misma vara de su profesión, ahí cualquiera entra.

Ojala los vientos soplen de forma agradable sin convertirse en un huracán que lo destruya todo.

Comenta con facebook