REDACCIÓN INTERNACIONAL.- Por motivo de celebrarse este 3 de marzo el día del cuidado del oído y la audición, la organización Mundial de la Salud (OMS) llamó a que se evitara los ruidos muy fuertes y la contaminación sonora “para oír de por vida”.
La OMS entiende que los sonidos saludables tienen hasta 50 decibeles (dB), por lo que recomendó no exponerse a más de 55 dB durante la noche, ya que podría resultar dañino.
En tanto, aclara que los ruidos por encima de los 70 dB son considerados más peligrosos, sobre todo si se mantienen en el tiempo. Las personas expuestas a estos ruidos son quienes viven cerca de autopistas o de vías ferroviarias.
Mientras, los que trabajan en el subterráneo no solo sufren el efecto del ruido de las ruedas del tren sobre el riel, sino que, además, el sonido rebota contra la pared del túnel y se amplifica.
La OMS calcula que el 5% de la población mundial tienen este problema y prevé que para el año 2050 serán 900 millones de personas, por lo que 1 de cada 10 personas tendrán pérdida de la audición, y este es un verdadero problema discapacitante.
Según la OMS, la hipoacusia ocupa el tercer lugar entre las patologías que conllevan años de vida con discapacidad. Este año, el lema del Día Mundial de la Audición es “Para oír de por vida”.
Cuidar los oídos no es cosa del momento, sino de crear conciencia acerca del daño que podemos sufrir. Con seguridad, a la mayoría nos ha pasado de ir en un transporte público y escuchar la música que sale de los auriculares de nuestro vecino de asiento: es uno de los primeros signos de mal y abuso de algunos dispositivos.
– Se debe tener en cuenta que un volumen elevado durante períodos prolongados puede ocasionar daños irreversibles en la audición, que comienzan con un daño gradual e irreversible.
– Se recomienda usarlos con un volumen adecuado por un máximo de media hora por día, pues el daño será mayor si la exposición es por varias horas. La edad de comienzo de uso de auriculares es cada vez más temprana: es importante monitorizar estas conductas en los más pequeños.
– Los auriculares deben ser seleccionados acorde a los distintos conductos auditivos; los ideales son los llamados los ergonómicos, los hay con y sin cable, y se prefieren los que tienen almohadillas para que no dañen el conducto auditivo externo y los que son como orejeras que cubren todo el pabellón auricular.
– Es fundamental el mantenimiento: la limpieza debe ser adecuada, con productos que no dañen el dispositivo. Recordar siempre que los auriculares son de uso personal, y que al cabo de un tiempo se deben reemplazar las almohadillas.
La pérdida de audición es algo que puede afectar a cualquier persona. En algunos casos, se observó que, ante la ocurrencia de un ruido por encima de los niveles dañinos, la persona pierde la audición en uno de sus oídos de manera súbita.
En el caso de las personas mayores, es característica la presencia de hipoacusia, que es fisiológica y se llama presbiacusia. La audición comienza a perderse a partir de los 60-65 años, es normal y ocurre por el envejecimiento. A partir de esa edad, se pierde aproximadamente la capacidad de escuchar 1 dB por año.
Esto afecta la calidad de vida, pues la comunicación se ve entorpecida: a pesar de escuchar pueden no comprender algunas palabras o confundirlas, sobre todo en un ambiente ruidoso. Además de perder audición, se vuelven más sensibles a los ruidos agudos, por eso debemos evitar gritarles o hablarles en un volumen muy alto.
– Piden que se les repita lo dicho
– Suben el volumen de la televisión o la radio
– Comienzan a perder el interés en las conversaciones, porque las perciben como murmullos.
– Escuchan mejor las voces masculinas pues son graves
– Refieren la presencia de un zumbido
Todas estas alteraciones pueden llevar a las personas mayores a sufrir alteraciones psicológicas, ya que se aíslan, con aumento de las probabilidades de sufrir depresión, inseguridad y baja autoestima.
Para ello, se debe recurrir al especialista en otorrinolaringología, quien evaluará, mediante la otomicroscopia, el estado del conducto auditivo externo y el estado de la membrana timpánica.
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