REDACCIÓN.– La ONU llamó este lunes a incluir a las mujeres en el diseño y planificación de las ciudades para eliminar el sesgo de género de las áreas urbanas, lo que tiene un efecto negativo en la seguridad y el bienestar de las mujeres y las niñas, además de consecuencias para toda la población.
Es la principal llamada a la acción del informe publicado hoy «Ciudades vivas: Diseñar ciudades que funcionen para las mujeres», elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la organización dedicada al desarrollo sostenible Arup y la Universidad de Liverpool.
El documento señala que la manera en que las ciudades están diseñadas, construidas, gobernadas y mantenidas afecta a la calidad de la vida de las mujeres, y supone una especie de «catálogo global» de sus experiencias al recoger testimonios de los obstáculos, frustraciones y peligros a los que ellas se enfrentan.
En concreto, se subraya que las mujeres experimentan acoso sexual en espacios públicos y falta de acceso a instalaciones adecuadas, como aseos; que una pequeña parte (2-3 %) de los monumentos representan a mujeres y que muy pocas mujeres ocupan carteras relacionadas con decisiones sobre el medio ambiente.
A grandes rasgos, el informe apunta que las mujeres de todas las edades e identidades enfrentan globalmente discriminación de género, violencia, pobreza, expectativas de ejercer de cuidadoras sin remuneración, un control limitado sobre los activos y una participación desigual en la toma de decisiones privada y pública.
Francine Pickup, la directora interina de la oficina de Políticas y Apoyo a programas del PNUD, explicó a EFE que habitualmente las ciudades no se han diseñado teniendo en cuenta las necesidades de las mujeres y dijo que deberían «reflejar la diversidad» de su entorno en lugar de, simplemente, tener una imagen atractiva.
«Las mujeres tienen necesidades no solo como trabajadoras, sino como cuidadoras, ciudadanas, madres, etc», apuntó Pickup, para quien cubrir esas necesidades tiene consecuencias a nivel económico, social, de estabilidad y paz, e incluso de sostenibilidad climática.
La experta agregó que la complejidad de las ciudades reclama también que su diseño sea resultado de la colaboración entre grupos y sectores, e instó a que desde el principio este proceso incluya las perspectivas de las mujeres, así como una monitorización del impacto en sus vidas.
En ese sentido, los investigadores reivindican que haya más mujeres en puestos clave de toma de decisiones en las administraciones locales y en grandes empresas, incluidas las del sector inmobiliario, para asegurar que se escucha a la sociedad civil y se tienen en cuenta los intereses de la mitad de la población.
Asimismo, señalan la importancia de elaborar datos desagregados por género, una medida en la que se menciona el buen ejemplo de Barcelona (España) y San Francisco (EE.UU.), que los utilizan para evaluar la efectividad del sistema de transporte público y las rutas ciclistas y de peatones.
Entre otras ciudades destacadas por sus avances está Bogotá (Colombia), de la que se menciona que sigue una política de largo plazo para la equidad de género, o Cochabamba (Bolivia), donde una ONG favorece el diálogo entre mujeres cabezas de hogar y el gobierno en cuestión de viviendas asequibles.
En ese sentido, Pickup señaló que la urbanización es un fenómeno observable en todo el mundo y que en la región de Latinoamérica existen «algunos de los movimientos de mujeres más fuertes que generan un cambio» y que están influyendo en las ciudades, sobre todo a partir de la pandemia de covid-19.
El documento recuerda que el 55 % de la población mundial -unos 4.500 millones de personas, de ellos la mitad mujeres- vive en áreas urbanas, pero se espera que esa proporción aumente hasta el 68 % en 2050, por lo que llama a «giro fundamental en la mentalidad» para que sean más inclusivas.