REDACCIÓN.- Las esposas de dos miembros del regimiento nacionalista ucraniano Azov, bloqueado en los refugios subterráneos de la acería Azovstal en Mariúpol, han pedido al papa Francisco que ayude a liberar a sus maridos sin que tengan que rendirse a las fuerzas rusas.
Las mujeres se reunieron con el sumo pontífice tras la audiencia general del miércoles en la plaza de San Pedro, cuando el papa suele mantener breves audiencias con invitados especiales.
Al líder de la Iglesia católica le entregaron dos cartas y fotografías. Una de las misivas, firmada por el metropolita Onufrio, de la Iglesia ortodoxa ucraniana, es una petición al presidente ruso, Vladímir Putin, para que deje ir a los combatientes de Azov, informa Corriere della Sera.
El temor, explicó una de las mujeres citada por Askanews, «es que la Federación Rusa no les permita ir a Ucrania» al final de la evacuación.
El papa dijo que rezará por los maridos de las mujeres.
Anteriormente los representantes de los asediados se dirigieron al papa y a otros líderes mundiales para que mediaran en su evacuación a un tercer país.
Desde finales de marzo, las fuerzas rusas y de la República Popular de Donetsk han estado abriendo diariamente los corredores humanitarios para la salida de civiles y de los militares que depongan las armas en la zona de Azovstal. El presidente ruso, Vladímir Putin, garantizó la preservación de la vida a todos los que se rindieran.
Rusia anunció que la operación humanitaria para evacuar a los civiles de Azovstal concluyó el pasado sábado, gracias a «las medidas sin precedentes» adoptadas por Moscú con la participación de la ONU y del Comité Internacional de la Cruz Roja.
Por su parte, el presidente de Ucrania, Vladímir Zelenski, declaró que más de 300 personas fueron evacuadas y que todos los civiles salieron de la planta.
Tras su liberación, algunos de los civiles contaron a los medios que los militares de Azovstal no les dejaban salir de la siderúrgica inculcándoles miedo o con promesas incumplidas.
Antes de atrincherarse a Azovstal, los militares del Ejército y de la Guardia Nacional de Ucrania usaron la infraestructura civil de Mariúpol para complicar la operación rusa, reteniendo a miles de personas en sótanos de edificios sin dejar que se pudieran evacuar.
Son muchos los testigos que denunciaron cómo los militares ucranianos deliberadamente destruían edificios residenciales de la ciudad.
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