Una de las mayores decepciones políticas de años recientes es confirmar que muchísimos, por no decir la mayoría, de los activistas más notorios de la sociedad civil han preferido empleos gubernamentales a seguir luchando por la justicia social.
Basta ver los de la marcha verde, los de cacerolazos en la plaza, los denunciantes y observadores de Participación Ciudadana, los veteranos del aguerrido periodismo antipeledeísta “independiente”: son funcionarios, diplomáticos o asesores. Algunas claudicaciones eran predecibles.
Pero otros casos duelen, como la denuncia del diputado perremeísta Eugenio Cedeño de que José Horacio Rodríguez, paladín congresual de la progresía joven, hizo robo intelectual o “plagio” del proyecto de licencia por paternidad, sometido en 2022 por Johnny Medina y prometido por Rodríguez en 2019.
Esta grave falta ética desencantará a muchos jóvenes, necesarios para mejorar nuestra nación. O peor: quizás no les importe….
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