Es muy penoso que la primera aparición pública, al menos en redes sociales, del nuevo encargado de negocios de los Estados Unidos, Isiah Parnell, veterano del servicio diplomático con 38 años de experiencia sin llegar a embajador, sea en un videito promoviendo la homosexualidad.
Indudablemente la defensa de los derechos humanos de cualquier minoría es importante y merece apoyo, pero afianzar ese respeto resulta del imperio de la ley, del éxito de instrucción pública, del progreso y de la estabilidad de cada nación. Es una consecuencia, no un fin aislado.
Promover activamente —dicho en criollo: joder tanto— con el tema LGBQT+, descuidando lo principal, es un terrible error político. Estados Unidos, potencia económica con admirable sistema judicial, es más violento y racista que nosotros; a sus integrantes de la comunidad gay les fascina venirse aquí. Difícilmente festejarían en el Palacio Nacional sus avances, pero no es ese el principal problema ni tema de nuestra agenda bilateral.
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