De inocultable importancia el acto durante el cual la Vicepresidenta de la República, Margarita Cedeño y el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas hicieron el lanzamiento del “Movimiento Hambre Cero en la República Dominicana”.
Se trata de una plataforma que cuenta con el apoyo de la alianza empresarial “Sanar una Nación”, y tiene como propósito incentivar la participación activa de los distintos sectores sociales en una cruzada que se plantea como meta luchar contra la malnutrición y la falta de acceso a los alimentos de los sectores mas vulnerables de la sociedad, es decir los que reciben menos ingresos y se encuentran sumergidos en la pobreza crítica.
Si bien durante la actividad se hicieron resaltar los avances logrados por el país en este sentido durante los últimos años, todavía existen grandes desafíos que enfrentar, que constituyen un compromiso común y reclaman un esfuerzo mancomunado tanto por parte del gobierno como del sector privado.
Las cifras que salieron a relucir por parte del director del Programa Mundial de Alimentos, William Vigil, ofrecen una nítida visión de la gravedad del problema, y el consiguiente alcance del reto que tenemos por delante para alcanzar la meta de Hambre Cero.
Según apuntó Vigil, todavía en el país hay más de un millón de dominicanos que consume una cantidad menor de alimentos de la indispensable para poder disfrutar de una existencia sana y productiva. Simplemente no comen lo suficiente y por consiguiente, están mal nutridos.
Más de 20 mil niños menores de cinco años padecen de desnutrición crónica que frenará su normal desarrollo y se reflejará en serios déficits que los dejarán en inferioridad de condiciones desenvolverse adecuadamente en su vida adulta.
Una de cada tres mujeres dominicana en edad reproductiva padece de anemia. Y esta, a su vez, está presente en el sesenta y un por ciento de los niños de entre seis y once meses de nacidos, una etapa crítica en que su organismo dispone todavía de un nivel muy bajo de defensas y por tanto en condición altamente vulnerable a sufrir enfermedades, infecciones y muerte prematura. De hecho, es extremadamente elevada la tasa de defunciones en ese período que registra el país.
Son estadísticas que reflejan el nivel angustioso de vida de una gran parte de la población y origina un agudo contraste con el sostenido crecimiento de la economía nacional durante los últimos años, donde todavía persiste una gran brecha de desigualdad en la distribución de la riqueza. Es un vergonzoso cuadro de indignidad humana que nos salpica a todos.
De saludar el inicio de este programa que es de esperar sea asumido por el gobierno, y en particular la agenda de la Vicepresidencia, que tiene a su cargo la ejecución de los planes sociales, como una alerta de máxima prioridad, y en consecuencia reciba el aliento y los recursos requeridos tanto como el firme apoyo de los sectores más pudientes de la sociedad a favor de los menos favorecidos.