I.- El hecho de vivir muchos años
1.- Luego de haber superado infancia, niñez, adolescencia, juventud y madurez, al llegar a la ancianidad podemos comprender la realidad de la vida y en particular lo que es el ser humano.
2.- Si la persona nace, y se queda en las primeras etapas de la vida, no tiene posibilidad de conocer las interioridades que guarda la mujer o el hombre en su conciencia y lo que expresa en su manera de ser ante los demás.
3.- El afecto recíproco, la camaradería que se establece entre las muchachas y los muchachos del barrio, no sirve de base para definir la calidad humana.
4.- El transcurrir, el avanzar en edad nos da una idea acabada del material sano o dañado de que está hecho un individuo.
5.- Si no llegamos a estar con vida muchos años, con facilidad nos engañan, porque caemos en portarnos con candidez, muy ingenuos. De ahí que los astutos se aprovechan de los muy crédulos.
6.- El largo vivir hace posible que nos evitemos sinsabores, frustraciones, desengaños y caer en pesados desalientos que terminan arruinando nuestra existencia. Cada quien puede confirmar las amarguras, las decepciones que ha padecido.
7.- Tener trato con alguien no es conocerlo. Relacionarse no significa saber de lo que cada quien es capaz de hacer o no hacer. Tomar parte en la vida común, andando el tiempo, a la larga llegamos a saber la valía o no de ese con quien hemos intimado.
8.- Para las personas físicas es determinante vivir, porque nos hace experimentar; nos lleva a examinar detenidamente; ser testigos y tomar parte en acontecimientos. Mantenerse, subsistir, es ahí lo que nos colocará como un ser que ve y juzga las cosas tal como son, fuera de todo idealismo.
9.- El conocimiento que adquirimos con la práctica es el que nos sirve como lección, porque la enseñanza es la que hace posible convertir la existencia en una escuela. La veteranía impide que pasemos por inexpertos.
10.- Solamente el tiempo, los años transcurridos manteniendo vínculos, permiten saber si ese con quien siendo parte de la cercanía, el convecino, en verdad es fiel a la amistad.
II.- Lo que enseña la vejez
11.- En un ambiente como el dominicano, aquel que no aprende con agudeza de ingenio está llamado a convertirse en un permanente agredido por los podridos sociales.
13.- Esa ciudadana o ciudadano que el medio ha echado a perder para que dañe o contamine a sus conciudadanos, está agusanado porque se ha alimentado de la podredumbre que nos rodea y pervierte.
12.- Los pútridos de aquí son aquellas personas que bien han asimilado toda la porquería que emana del putrefacto ordenamiento socioeconómico bajo el cual está organizada la sociedad dominicana con su Estado e instituciones.
14.- Solamente quien cuenta con una gran cantidad de años vividos, está en condiciones de no dejarse joder de los que aquí están graduados en inmoralidades, corrupción, deshonestidad, depravación, degeneración y demás vicios que contribuyen a la putrefacción.
15.- Hay que ser un viejo; ya entrado en años; de edad muy avanzada, más o menos ser un añoso, y tener los pies en la tierra, para identificar con claridad al que en nuestro país es un odiador, chismoso, intrigante, descalificador y perverso.
16.- Es preferible lucir con canas y arrugas como símbolos de la experiencia y que te digan más viejo que Matusalén, y no que te tome el pelo ese granuja que se hizo pasar como amigo leal y no es más que un traidor que te envidia porque eres exitoso.
17- . La ancianidad llega acompañada de achaques que mortifican, pero como contrapartida hace posible saber que ese hijo, a quien elevaste física, intelectual y económicamente, te falló cuando necesitabas un aliciente en el último período de la vida, en la vejez. Cuando tú estás en la edad provecta, es cuando llegas a saber quién ha sido y es tu amiga o amigo, y el descendiente solidario y amoroso.
19.- La longevidad, la larga existencia en el planeta tierra, debe guiarnos al convencimiento de que vale la pena vivir para llegar a entender lo que es el ser humano desagradecido, como también al que es fiel, lleno de nobleza.
Ideas finales
20.- Lo que cuenta es llegar a ser un vejestorio, pero habiendo cumplido como ente social, haciendo aportes para el progreso de la sociedad humana, sin esperar a cambio nada material.
21.- Es una satisfacción convertirse en antañón con la alegría de haber obrado defendiendo los intereses del pueblo; acatar lo que manda ser padre responsable y llevar una vida ajustada a la honradez.
22.- No importa lo marchitado que esté su cuerpo por el transcurrir de los años. Lo que cuenta es su actitud ante la vida y cómo se ha comportado en el seno de la sociedad donde le ha tocado vivir.
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