Las historias del Antiguo y Nuevo Testamento están experimentando un resurgimiento en el cine y el streaming.
Hollywood vive un auge de películas bíblicas por su valor narrativo, su potencial comercial
LOS ÁNGELES.– Las historias bíblicas están viviendo un nuevo auge en Hollywood y en las plataformas de streaming. Aunque pueda parecer una tendencia reciente, el fenómeno tiene raíces profundas en la historia del cine y responde a varios factores culturales, económicos y narrativos.
Hoy, grandes producciones, relatos independientes y reinterpretaciones modernas del Antiguo y Nuevo Testamento llenan pantallas y conversaciones.
En los últimos años han surgido títulos de todos los tonos. Desde animaciones exitosas sobre la vida de Jesús hasta propuestas audaces como El hijo del carpintero, donde un Jesús adolescente lucha contra fuerzas sobrenaturales, interpretado por Noah Jupe con Nicolas Cage como José.
También destacan adaptaciones modernas como Ruth & Boaz, producida por Tyler Perry Studios para Netflix, y thrillers como Zero AD, centrado en la huida de María y José. El streaming, además, ha impulsado proyectos como The Chosen y House of David, que han logrado audiencias millonarias y renovado el interés por los relatos bíblicos.
A primera vista, podría pensarse que esta explosión responde a un contexto político y cultural conservador. Sin embargo, la historia demuestra que Hollywood ha recurrido a la Biblia desde sus orígenes. A finales del siglo XIX, las primeras filmaciones reproducían escenas de la Pasión con fines educativos.
Durante la época del Código de Producción, películas como Los Diez Mandamientos, La túnica o Ben-Hur mezclaron devoción, espectáculo y grandes presupuestos. Paradójicamente, muchas obras bíblicas también fueron una excusa para mostrar sensualidad y violencia bajo el amparo de lo “sagrado”, un recurso que Cecil B. DeMille explotó con frecuencia.
Con el tiempo, la relación entre Biblia y cine evolucionó. Los años 70 trajeron interpretaciones apocalípticas; los 80, controversias como La última tentación de Cristo; los 90 y 2000, un renacer con El Príncipe de Egipto y el fenómeno mundial de La Pasión de Cristo, que demostró el inmenso potencial comercial del público religioso.
Hoy no existe un solo público, sino múltiples audiencias fragmentadas. Esa diversidad permite que coexistan producciones conservadoras, obras experimentales, animaciones infantiles y narrativas provocadoras.
La Biblia ofrece miles de años de historias, personajes y conflictos universales que pueden adaptarse a cualquier enfoque. Por eso Hollywood vuelve a recurrir a ella: porque, como siempre, sigue siendo un territorio fértil para contar historias.