1.- Todo gobierno debe ser lo suficientemente prudente en sus relaciones con sus semejantes, y en cada ocasión poner por delante el sentir del pueblo a nombre del cual ejerce la función el gobernante.
2.- La cordura, el buen discernimiento, manda al representante del Poder Ejecutivo a manejarse con suma sensatez en las relaciones diplomáticas, porque cualquier ligereza suya puede herir los sanos sentimientos de sus conciudadanos.
3.- La diplomacia, ese conjunto de métodos y formas aplicados en las relaciones con Estados extranjeros, tiene en su interior componentes que atañen a lo emotivo, a lo sensible.
4.- Para un hombre o una mujer de Estado, es bueno tener presente que las actividades de los órganos estatales en el campo de la política exterior, con el fin de lograr determinados objetivos, se llevan a cabo a nombre de una comunidad humana.
5.- Los pueblos de América Latina y el Caribe, de tanto ser reprimidos por gobiernos odiosos y despóticos, impuestos o apoyados por Estados Unidos, ven con recelo las relaciones diplomáticas de sus países con Washington.
6.- Cómo el pueblo dominicano aceptar de buenas ganas que su gobierno se comporte sumiso, como una manteca, ante las pretensiones del Departamento de Estado.
7.- La política exterior de una nación, expresada por su gobierno, enseña la pasta, la digna o indigna posición de sus mandatarios. No hay de otra.
8.- Cómo ser aborregado el gobierno dominicano; en razón de qué ser más blando que una breva el presidente de Panamá; como portarse dócil el gobernante de Chile, ante Estados Unidos, si no hace tiempo que estos países fueron pisoteados, su soberanía burlada, y lleno de sangre y luto por el imperio de occidente.
9.- Ningún gobierno de la República Dominicana, puede echar a pique, burlar los sentimientos patrióticos y democráticos de lo mejor de nuestro pueblo, portándose como una seda, obediente ante lo que ordene Estados Unidos.
10.- La política exterior que ha llevado a cabo el actual gobierno dominicano desdice mucho de lo que es el profundo sentir patriótico de las grandes mayorías nacionales.
11.- La grandeza de un país no se mide por la extensión de su territorio, ni por el alto número de su población, sino por el respeto de que se hace merecedor en el concierto de naciones.
12.- La vileza, la abyección y la bajeza del actual presidente de Argentina, no deben ser imitadas por ningún otro gobernante latinoamericano y caribeño. La indignidad no debe ser tomada como ejemplo.
13.- Las dominicanas y los dominicanos cuentan con mujeres y hombres ilustres, en los cuales sus gobernantes inspirarse para con decoro tener una política exterior digna, no indecorosa.
14.- No importa la situación de descalabro económico, político y social que los dominicanos padecemos. Debemos de tener una diplomacia que nos represente, por todo lo alto, a las mil maravillas. No malamente, fatal.
15.- Poco importa que sea ante un poderoso, importante o prepotente que nos encontremos. Siempre estamos en la obligación de comportarnos con la dignidad que nos hace país pujante para merecer el respeto como una nación libre y soberana.
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