SANTO DOMINGO.- La eliminación del toque de queda en el Distrito Nacional a partir del lunes 9 de agosto plantea un contrapunto digno de ser meditado: por un lado la alegría de la desescalada, principalmente para el comercio, pero también tiene la contra parte del temor de que, si no es asumida por la población con prudencia, podría desatar un nuevo rebrote de coronavirus.
Esta mezcla de júbilo y de temores se ha puesto de manifiesto en diferentes sectores de la sociedad y también a través de expresiones en las redes sociales.
La alegría para la vuelta a la normalidad es comprensible porque las restricciones impuestas por la pandemia han trastornado la convivencia social, pero el compromiso principal sigue siendo de conciencia individual y colectiva para preservar la vida y evitar que el Covid cobre nuevas víctimas.
El coronavirus es todavía una seria amenaza, hay que continuar dando pasos seguros para controlar la pandemia y en esta encrucijada todos tenemos que jugar nuestro papel continuando de manera estricta las normas de distanciamiento y el uso de la mascarilla.
Aunque la eliminación del toque de queda en el Distrito Nacional es el resultado de que su población está vacunada en un 77 por ciento, las regulaciones sanitarias tienen que mantenerse, entre otras razones porque diariamente en el Distrito se mueve una población flotante, los que viven en San Cristóbal y la provincia Santo Domingo, pero trabajan en esta demarcación, personas de lugares donde la vacunación aún no ha llegado al nivel de protección requerido y más bien se encuentra rezagada, por lo que las autoridades de salud han emprendido una campaña para acelerar la inmunización en esas zonas.
Lo importante, pues, es que la gente sea prudente y que no se baje la guardia en cuanto a la protección propia y de los demás y que las autoridades se mantengan vigilantes porque esta lucha contra el Covid no admite pausas ni descuidos.
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