REDACCIÓN. – Cada 29 de octubre es el Día Mundial de la Psoriasis, una iniciativa impulsada por la Federación Internacional de Asociaciones de Psoriasis (IFPA) para crear conciencia sobre esta condición y brindar apoyo a quienes conviven con ella. Este año, el lema es “La familia” y se centra en resaltar cómo la enfermedad impacta en la vida social, económica y en las relaciones personales de los pacientes.
Una encuesta nacional realizada por Asociación Civil para el Enfermo de Psoriasis (AEPSO), que abarcó a más de 800 personas, muestra el peso de las dificultades económicas que enfrentan los pacientes. Alrededor del 42% requirió ayuda financiera para gastos relacionados con la enfermedad, mientras que 4 de cada 10 enfrentaron obstáculos para hallar profesionales que aceptaran su plan de salud.
Incluso, algunos pacientes debieron cambiar su cobertura a planes de menor costo, y varios manifestaron haber tenido que cubrir de su bolsillo estudios de laboratorio e imágenes por falta de cobertura.
La psoriasis es una enfermedad crónica, inflamatoria y no contagiosa que afecta el sistema inmunológico, manifestándose tanto en la piel como, en algunos casos, en las articulaciones, en forma de artritis psoriásica. En la piel, provoca lesiones rojas cubiertas de escamas secas, generalmente en codos, rodillas, tronco y cuero cabelludo, generando picazón, dolor y descamación.
En Argentina, se estima que el 1,5% de la población vive con psoriasis, y de esos casos, aproximadamente el 30% podría desarrollar artritis psoriásica. Y en el mundo, se estima que 60 millones de personas conviven con la patología.
“Psoriasis y artritis psoriásica son dos manifestaciones de la enfermedad psoriásica y los síntomas pueden diferir de una persona a otra”, explica el Dr. Guillermo Berbotto (MP. 10282), presidente de la Sociedad Argentina de Reumatología (SAR). El experto también describe que “la enfermedad genera lesiones de distinta gravedad y aspecto” en la piel, mientras que en la artritis se presentan “hinchazón, dolor articular y dificultad en el movimiento”.
Silvia Fernández Barrio, presidenta de AEPSO, señaló que “existe una falta de comprensión del impacto que produce la enfermedad psoriásica, no solo en el paciente sino también en sus familias, parejas, hermanos, amigos”, al tiempo que enfatiza el rol de “apoyo emocional” que cumple el entorno familiar. Además, destaca que esta enfermedad tanto a nivel físico, como en la dinámica y el bienestar de quienes rodean al paciente.
De acuerdo al relevamiento de AEPSO, el 40% de los encuestados deben asumir copagos por servicios antes cubiertos. “No todos los pacientes pueden afrontar estos gastos extras y esto trae como principal consecuencia una demora en el diagnóstico y un abordaje no eficiente de su tratamiento”, advierte Fernández Barrio, y agrega que “el impacto en sus gastos va también de la mano del tiempo dedicado a su enfermedad”.
Las dificultades económicas representan una barrera significativa en el manejo de la psoriasis para muchos pacientes. En esta línea, la encuesta arroja más datos sobre barreras económicas que enfrentan los pacientes:
Casi el 50% de los pacientes tuvo inconvenientes para acceder a medicamentos.
2 de cada 10 pacientes no están realizando el tratamiento médico indicado por problemas económicos.
38,2% de los pacientes tuvo que reducir o dejar de comprar los medicamentos recetados.
Casi el 43% de los pacientes postergó o suspendió consultas por motivos económicos en los últimos meses.
4 de cada 10 pacientes tuvieron dificultades para encontrar profesionales que aceptaran su plan de salud.
El relevamiento de AEPSO también mostró que 6 de cada 10 personas con la enfermedad han visto afectada su calidad de vida, especialmente en aspectos como la rutina laboral o académica, y reportan además mayores niveles de estrés, ansiedad y problemas de sueño.
Si bien la psoriasis no tiene cura, los avances en el tratamiento han permitido un mejor control de la enfermedad, lo cual mejora la calidad de vida de los pacientes.
“El impacto continuo y acumulativo de la enfermedad psoriásica se traduce en un nuevo concepto llamado CLCI que hace referencia a la discapacidad progresiva que el paciente va acumulando durante el transcurso de su vida a causa de la psoriasis”, explica la doctora Débora Kaplan, médica dermatóloga y presidenta de la Sociedad Argentina de Psoriasis (SOARPSO).
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