REDACCIÓN INTERNACIONAL.- Un hombre austriaco llamado Josef Fritzl, quien mantuvo cautiva a su propia hija en un sótano durante 24 años, podría ser trasladado desde la cárcel a un hogar de ancianos, de acuerdo a informes. Fritzl, quien tiene 88 años, padece supuestamente demencia y su estado físico es débil luego de varias caídas, por lo que, según el medio austriaco ORF, no representaría ser una amenaza para el público.
Aun así, es un tribunal de Austria quien tiene la última palabra de si las condiciones de salud del presidiario le permitan trasladarlo desde la prisión de alta seguridad en la que está, a una residencia de ancianos. También está la posibilidad de que obtenga la libertad condicional este 2024, por una ley de ese país que permite la solicitud de la misma cuando los presos condenados a cadena perpetua, cumplen 15 años.
La historia de Fritzl conmocionó al mundo cuando salió a la luz en 2008. Su hija, Elisabeth, desapareció en 1984 a los 18 años y fue encontrada después de dos décadas de cautiverio y abusos en un sótano sin ventanas.
Cuando se le preguntó sobre su paradero, Fritzl había afirmado que ella se había escapado.
En 2009, Fritzl fue sentenciado a cadena perpetua por incesto, violación, coerción, encarcelamiento ilegal, esclavitud y homicidio negligente. Este último cargo se debió a la muerte de uno de los hijos que tuvo con su hija cautiva, a quien asesinó poco después del nacimiento del bebé, llegando incluso a quemar su cuerpo en un horno.
El fiscal provincial de St. Poelten comentó en 2009: “Obligó a Elisabeth a vivir en condiciones de esclavitud… la encerró en el sótano y la hizo totalmente dependiente de él, obligándola a realizar actos sexuales y tratándola como si fuera de su propiedad”.
Los fiscales también alegaron que Fritzl amenazó con matar a Elisabeth y a sus hijos mediante gas.
La posible liberación de Fritzl ha generado controversia, ya que muchos consideran que su traslado a un hogar de ancianos podría ser una forma inapropiada de redimirlo, dadas las atrocidades cometidas.
Se espera que la decisión del tribunal genere un intenso debate sobre la justicia y la seguridad pública en Austria.
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