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¿Qué debo hacer si me muerde una serpiente?

La herpetóloga explica que hay serpientes venenosas que no suelen entrar en contacto con los humanos. Como hay muy pocas probabilidades de encontrarse con ellas, no están clasificadas como peligrosas, aunque su mordedura puede resultar mortal.

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REDACCIÓN INTERNACIONAL.- La mordedura de una serpiente puede causar serios problemas de salud. Al año se producen 5,4 millones de casos y saber reaccionar es fundamental. Muchas de las acciones que hemos visto en el cine son, generalmente, mala idea. Los expertos explican cómo debemos actuar y, sobre todo, lo que no debemos hacer si hemos sufrido una mordedura

“Serpiente de cascabel, cobras, cobras reales, mambas, búngaros, víboras, taipanes, serpientes tigre, serpientes marrones australianas y serpientes marinas, son algunas de las serpientes más venenosas del planeta”, según indica Diana Barr, miembro de la Unidad Australiana de Investigación de Venenos (AVRU, por sus siglas en inglés) de la Universidad de Melbourne.

La herpetóloga explica que hay serpientes venenosas que no suelen entrar en contacto con los humanos. Como hay muy pocas probabilidades de encontrarse con ellas, no están clasificadas como peligrosas, aunque su mordedura puede resultar mortal.

En los niños, mucho más rápido y grave
Por otro lado, hay especies que causan un número significativo de heridas y muertes y son éstas las que se consideran más peligrosas, pues la probabilidad de ser mordido por una de ellas es más alta.

“Es más probable que una mordedura de serpiente ocasione una discapacidad o la muerte si la víctima tarda demasiado tiempo en acudir a un centro médico, si se le han administrado primeros auxilios de manera incorrecta o si no los ha recibido en absoluto, bien porque el antídoto (en caso de que exista para ese veneno concreto) no está disponible, no es asequible o la mordedura no ha sido correctamente tratada”, detalla.

“En el mundo se producen cada año unos 5,4 millones de mordeduras de serpiente, que causan entre 1,8 y 2,7 millones de casos de envenenamiento, entre 81.410 y 137.880 muertes y aproximadamente el triple de amputaciones y otras discapacidades permanentes”, señala la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Esta entidad subraya que las mordeduras de serpientes venenosas “pueden constituir emergencias médicas por parálisis grave de los músculos respiratorios, originar trastornos hemorrágicos potencialmente mortales, provocar insuficiencia renal irreversible o una grave destrucción local de los tejidos que causen discapacidades permanentes y amputación de un miembro”.

Además, indica que los efectos suelen ser más graves y rápidos en los niños que en los adultos, debido a que tienen menos masa corporal.

Para prevenir, en la medida de lo posible, estos daños es necesario reaccionar adecuadamente tras la mordedura.

En este sentido, Diana Barr explica que lo primero que hay que hacer es “alejarse de la serpiente para evitar una nueva mordedura y tratar de mantener la calma. Si se tiene una cámara o teléfono móvil a mano, es recomendable tomar algunas fotos de la serpiente de forma rápida y desde una distancia segura”, indica.

Barr, que también forma parte de la Iniciativa Global de Mordeduras de Serpiente (GSI), una organización sin ánimo de lucro que trabaja para reducir el número de muertes y los casos de discapacidad causados por las serpientes venenosas, destaca que, si hemos sufrido una mordedura de serpiente, siempre debemos actuar como si esta fuera venenosa, aunque pensemos que no lo es o incluso aunque no estemos seguros de que lo que nos ha mordido sea una serpiente, ya que algunas mordeduras parecen simples arañazos o ni siquiera son visibles.

Por todo ello, la herpetóloga hace hincapié en la importancia de llamar al servicio de emergencias inmediatamente y restringir los movimientos para minimizar la circulación del veneno. “Lo mejor es sentarse, mantenerse todo lo quieto posible y dejar que otra persona aplique los primeros auxilios y organice el traslado al centro sanitario más cercano”, manifiesta.

La especialista recuerda que es necesario retirar cualquier pulsera, reloj, anillo o adorno del miembro afectado antes de aplicar los primeros auxilios.

En este sentido, subraya que los primeros auxilios para casos de mordeduras de serpientes se basan en la inmovilización.

“Los brazos de la persona afectada se atan a su torso y sus piernas se atan juntas a la altura de las rodillas y los tobillos. Esto puede hacerse con vendas o con cualquier tela disponible cortada en tiras anchas, aplicando sólo la presión necesaria para prevenir movimientos innecesarios de los miembros. También se pueden utilizar férulas”, detalla.

“La clave es realizar una inmovilización eficaz y llevar a la víctima a un centro sanitario sin perder tiempo”, recalca.

Asimismo, señala que hay que llamar al centro médico para avisar de la llegada del paciente e informar de su estado. Barr comenta que también puede ser útil marcar con un rotulador el área de la mordedura ya sea sobre la piel o en la venda.

“Siempre que sea posible, se debería anotar cualquier información sobre el incidente como la hora de la mordedura, los signos y síntomas (dolor, inflamación, náuseas, vómitos, dificultad para hablar, etc.) y cuándo ocurrieron, así como los primeros auxilios suministrados y facilitar estos datos al personal sanitario”, aconseja.

Esto “no” se debe hacer ante una mordedura de serpiente
En cambio, hay otras actuaciones que debemos evitar pues sólo conseguirán empeorar la situación.

Así, la herpetóloga explica que tras una mordedura de serpiente “hay que procurar no entrar en pánico y nunca tratar de atrapar o matar al animal, pues eso puede hacer que nos muerda otra vez. Tampoco es recomendable fotografiar al reptil a no ser que pueda hacerse rápido y con seguridad”.

Mordedura de serpiente

“No se debe cortar, succionar ni limpiar la herida. Tampoco aplicar sobre ella hierbas u otros remedios ni hacer torniquetes. No se debe dar a la víctima alcohol ni ninguna otra bebida o comida”, advierte.

De igual modo, la doctora Cristina Martín Sierra y otros autores, en un artículo publicado por la revista “Emergencias” de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias, manifiestan que no deben ingerirse “sustancias o bebidas excitantes que pudiesen incrementar la actividad cardíaca y así la difusión del veneno, ni tampoco aplicar remedios caseros”.

También precisa Diana Barr que no hay que perder el tiempo buscando vendas o férulas sino utilizar lo que haya disponible, de modo que no se retrase la llegada del paciente a un centro sanitario.

“No se debe permitir que la víctima camine si se la puede trasladar, por ejemplo, en una carretilla”, manifiesta.

Traslados y antídotos

En cuanto a la manera de transportar a la persona afectada, Barr afirma que nunca hay que llevarla tumbada sobre su espalda pues esto puede ocasionar que la saliva, el vómito o la propia lengua obstruyan la vía aérea.

Una vez en el centro médico, los profesionales sanitarios valorarán el grado de envenenamiento.

Según explican desde la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias, hay cuatro grados. El grado 0 significa que no existe envenenamiento; el grado I implica un envenenamiento ligero; el II moderado y el III grave. Tanto en el grado II como en el III es necesario administrar suero antiofídico.

El suero antiofídico o antídoto se obtiene tras un largo proceso. “Se inyectan pequeñas cantidades de veneno de serpiente a animales domésticos (generalmente caballos) durante un periodo de tiempo, hasta que el sistema inmune del animal genera una cantidad suficiente de anticuerpos. Entonces, se le extrae sangre”, indica la experta.

“El plasma (que es lo que contiene los anticuerpos) se separa de los glóbulos rojos y se somete a una serie de procesos en el laboratorio cuyo resultado final es la obtención del antídoto contra el veneno de esa especie de serpiente”, remacha.

La herpetóloga comenta también que lo ideal sería volver a inyectarle al caballo sus glóbulos rojos, pues no son necesarios para la fabricación del medicamento.

Pero, ¿cómo funciona este fármaco? Diana Barr aclara que los anticuerpos que contiene el antídoto neutralizan los componentes más peligrosos de un tipo determinado de veneno. Lo que hacen es crear una barrera para impedir que dichos componentes puedan acceder a las partes del organismo contra las que actúa ese veneno.

“Es algo así como poner a un guardia de seguridad en la puerta de una discoteca. Si no deja entrar a los chicos malos, estos no podrán arrasar el local”, concluye.

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