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Qué horror, siguen los linchamientos

La compasión hay que difundirla para que con total nitidez sea escuchada por aquellos que en nuestro país tienen el corazón endurecido.

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I.- Como si el país fuera una selva

1.- Hace unos días quedé atónito por un hecho que presencié. Por un rato permanecí turulato, hasta el punto de que me imaginé estar viendo una película hecha para horrorizar.

2.- En un barrio popular de la ciudad capital, una multitud de gente persiguió a un joven que, supuestamente, había asaltado a alguien, y de manera cruel, en plena calle y a la vista del público, hicieron pedazos el cuerpo del alegado delincuente.

3.- Una muchedumbre que procede a descuartizar a un ser humano, debe haber llegado a abrazar una conducta propia de salvajes, porque ya la bestialidad se convirtió en una habitualidad.

4.- La sociedad dominicana, tenía que alojar en su seno a grupos humanos desalmados, para que las atrocidades y el vandalismo imperen impunemente. La incivilidad, al parecer, llegó para quedarse.

5.- El modo de ser propio de los salvajes, se ha metido en la cabeza de quienes aquí han hecho de la ferocidad una línea de como comportarse, y con la firme creencia de que en este país la tosquedad es norma de vida.

6.- La persona física, cruel e inhumana, que ampliamente se ha desarrollado en el ambiente nacional dominicano, llegó para quedarse, porque se encuentra en el espacio físico ideal para darle riendas sueltas a sus designios criminales.

7.- Ninguna garantía de vida hay en una comunidad de mujeres y hombres en la cual basta que un grupo de despiadados, mediante un vocerío, señale a un comunitario como violador de la ley.

8.- Estamos viviendo a merced de lo que decida la voluntad de un cruel cualquiera que, como árbitro carnicero, juez sádico y   bandido de malas artes, atormente a un inocente, crucifique al ciudadano de bien o mortifique al paisano más honesto.

9.- La triste verdad es que el cruel y el despiadado; el implacable, ese empedernido y perverso están imponiendo su ley, la del crimen, la de los antisociales que ahora se han convertido en los que en nuestro país castigan con la pena de muerte, atendiendo a su voluntad ajusticiadora.

10.- Esta situación de deshumanización, no debe continuar. La compasión hay que difundirla para que con total nitidez sea escuchada por aquellos que en nuestro país tienen el corazón endurecido. Hay que utilizar todos los medios civilizados para hacer que entre nosotros predomine el humanitarismo.

11.- El delito muy grave, el crimen en su mayor expresión, hay que sacarlo de la cultura del pueblo, para volver a contar con el compatriota de buenos sentimientos y altamente virtuoso. El homicida es un antisocial que nos daña como país ejemplo de bueno.

12.- Se impone colocar al margen de la sociabilidad, a quienes están en el medio social dominicano, haciendo de dañinos con su bochornoso proceder; actuando en forma degradante, con conducta denigrante y ejecutando actos que menoscaban al país entero.

13.- El salvajismo, los linchamientos nos hacen ver como nada civilizados, y mandamos la fea imagen de que somos habitantes de un país que procura mortificar; que somos propensos a verduguear, y avergonzamos a la especie humana.

14.- En lugar de presentarnos como integrantes de una comunidad de gente mala, debemos demostrar que estamos hechos para ser decentes, íntegros, mujeres y hombres solidarios y de limpia conciencia.

II.- Ideas finales

15.- Nuestros connacionales de hoy están, en su mayoría, ética y moralmente dañados, y muchos de las pasadas generaciones han resultado contaminados por actuales vicios sociales.

16.- Ante la situación de descalabro moral, y la poca o ninguna presencia de sensibilidad en el proceder ciudadano   de ahora, hace falta motivación para la formación de buena conducta y educar en el humanismo.

17.- Al ente social de esta época hay que llevarle a su conciencia lo que le sirva de causa generadora para un accionar que lo haga digno de alabanza.

18.- La ausencia de clemencia, la impiedad y otras tantas formas de horripilar, se suceden a cada rato y en lugar de espanto motivan algarabía.

19.- La falta de sentimientos, la dureza de corazón, la crueldad y otras manifestaciones de insensibilidad, las estamos presenciando a diario y con la mayor indiferencia.

20.- Nos estamos moviendo en un ambiente en el cual a cada instante somos testigos de hechos que hacen que a cualquier ser humano se le ericen los cabellos a causa de horror.

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