Un excelente ejemplo de cómo funcionan las fuerzas del mercado y la intervención del Estado para un fin distinto al interés de los productores es el caso de los huevos de gallina. Uno de cada ocho producidos aquí va a Haití, vendido en mercados fronterizos.
La inflación estadounidense y epidemias aviares han más que triplicado su precio allá. El huevo más barato en la Florida costaba ayer US$0.15, o sea casi RD$9, 30 % más que hace pocos meses. Aquí un huevo cuesta entre cinco y ocho pesos, o sea US$0.10. A los haitianos les sale más caro llevar a su país huevos gringos que desde aquí. A nuestros productores les conviene más venderlos en la frontera donde logran mejores precios.
Para proteger al mercado interno de escasez, las autoridades prohibieron exportar huevos a cualquier país. Pero funcionarios y periodistas dicen que prohibieron mandarlos a Haití, afectando la delicada situación política entre ambos países. Exportar es bueno. Aprovechemos esta oportunidad para aumentar la producción para que tanto los consumidores y productores dominicanos estén satisfechos. Y “de aquel lado” también.
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