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¿Qué quiere la iglesia?

Por JUAN T H

La Iglesia Católica, Apostólica y Romana de la República Dominicana tiene que estar entre las más atrasadas y conservadoras del mundo cristiano. Se le debe ubicar entre los siglos 15 y 16 cuando se iniciaron los movimientos de protestas que terminaron dividiéndola y creando otras expresiones religiosas.

Algunos de nuestros más encumbrados sacerdotes deben extrañar al fraile dominico Tomas de Torquemada, celebre inquisidor que durante sus masacres no establecía diferencia entre cristianos y herejes porque esa era misión de Dios cuando todos llegaran al cielo para ser juzgados por sus pecados.

La iglesia  condena el aborto en cualquier circunstancia, no importa que esté en peligro la vida de la madre, ni que el embarazo sea resultado de una violación. La vida, dice, comienza desde la concepción.

La iglesia católica dominicana no quiere control familiar. Que la gente tenga los “hijos que Dios manda”. (Luego pide “mano dura” contra la delincuencia que cometen los pobres muertos de hambre)

La iglesia católica dominicana no quiere anticonceptivos. Nada de pastillas del día antes o después. Nada de condones.

La iglesia católica dominicana no quiere que la gente se masturbe porque también es un pecado. (¿Y entonces?)

La iglesia católica dominicana va por un camino, pero la gente va por otro, como líneas paralelas.

La iglesia católica dominicana no se da cuenta de que los tiempos han cambiado y con el tiempo la manera de pensar y de actuar de las personas. La dinámica social es indetenible.

Nadie ha podido detener el tiempo, ni evitar las transformaciones sociales, ni siquiera las dictaduras más inhumanas, crueles y sanguinarias. La propia Iglesia Católica, que es resultado  de las guerras y los intereses que ella misma ha propiciado, ha podido detener el curso del desarrollo humano. El dogma religioso, ni el terror del infierno eterno para los pecadores, han detenido los procesos históricos.

La fe, pura y simple, muda y ciega, no basta. La ciencia y la tecnología marchan a pasos agigantados estableciendo verdades y destruyendo mitos. (La verdad científica ya no es posible ocultarla, ni las herramientas que la tecnología pone al servicio de la medicina, la agricultura y otras ciencias) Las iglesias y las religiones de todo el mundo, tienen que estar a tono con los tiempos si no quieren desaparecer.

La Iglesia Católica Dominicana no impedirá los abortos aunque esté en la Santa Constitución de San Leonel. No podrá evitar los anticonceptivos, ni la masturbación aunque venga el Papa a decirlo.

Dice su eminencia reverendísima que los “derechos sexuales son un invento de gente sin principios”. Su eminencia reverendísima debería pensar mejor antes de hablar. Y debería mirar hacia dentro. Ver lo que ocurre en su iglesia con la sexualidad de sus miembros donde los pedófilos abundan.

La educación sexual forma parte de la educación integral de una persona. La educación no puede ignorar la sexualidad. Una sexualidad responsable  solo es posible mediante la educación de niños y niñas, como en efecto lo está haciendo Profamilia.

La planificación familiar es fundamental hoy día para el desarrollo de cualquier nación. De hecho el impacto del crecimiento poblacional sobre el planeta en materia de alimentación, energía y otras necesidades, está siendo estudiado por científicos de todo el mundo.

En ese sentido, yo, al igual que miles de hombres y mujeres libres de este país donde se supone existe un Estado de Derecho, laico por demás, estoy de acuerdo con la educación sexual temprana desde las escuelas públicas, de la misma manera que apoyo el aborto.

El rol de la Iglesia no lo puede jugar el Estado. De igual modo, el rol del Estado no lo puede jugar la iglesia. Cada cosa en su lugar. (El Feudalismo hace siglos desapareció, eminencia reverendísima)

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