REDACCIÓN INTERNACIONAL.- El sexo forma parte de como nos vemos, como nos valoramos, como nos emocionamos y hasta como nos comunicamos. Por ello, y en contra de lo que pueda parecer, los adolescentes no se acercan al sexo sólo por el deseo y el impulso biológico de una etapa caracterizada por la revolución hormonal.
Los adolescentes también buscan, de forma consciente o inconsciente, cubrir otras necesidades emocionales como recibir y dar afecto, ganar aceptación y reconocimiento, confirmar la orientación o identidad sexual, mejorar la autoestima o, simplemente, escapar del aburrimiento…
Así lo explica a EFEsalud Carmen Santín Villariño, profesora titular en el Departamento de Psicología Clínica y Experimental de la Universidad de Huelva.
Y en este acercamiento, pesa mucho la formación previa que tengan sobre sexualidad, porque, en general, se siguen “presentando importantes carencias respecto al tema, sobre todo en relación a los aspectos afectivos y emocionales”.
Las películas, los anuncios, la música, “todo les habla de sexo, y les habla como algo dramático, como algo divertido, como algo muy importante… hay mucha información pero poca educación…”
Y la curiosidad que se despierta en esta etapa les lleva a buscar en internet.
Una búsqueda, recuerda esta profesora, que todos hicimos a su edad, con la diferencia de que no había internet ni tanto exceso de información.
Con frecuencia, la información que se les facilita en contextos formales (la escuela principalmente) hace solo referencia a los peligros de la sexualidad (embarazos no deseados e ITS) y a los métodos anticonceptivos.
“Sin embargo, su curiosidad y necesidad de información sobre el amor, el deseo, el placer, la identidad o la orientación sexual siguen sin ser temas que se trabajen habitualmente en el colegio o se aborden de manera natural en la mayoría de las familias”.
“Tampoco se habla de los temores y ansiedades que despierta la búsqueda de la persona o el momento más adecuado”.
En los contextos informales, el entorno de los menajes que los adolescentes encuentran es “muy intenso, muy agresivo en los valores que se trasladan, y hay otras páginas en internet, no solo las pornográficas, que trasladan mensajes peligrosos, tanto de prácticas como de diferencia de sexos…”
En definitiva, llegan a un mundo donde todo les habla de sexo, pero al mismo tiempo nadie les quiere hablar de ello, y les dejamos en una inseguridad nada recomendable.
Por esta razón, defiende, la escuela debería asumir la parte formativa.
La pena, añade Santín ,”es que los que nos dedicamos a esto no hemos conseguido trasladar a la sociedad la importancia de una educación sexual que no tiene nada que ver con hablar solo de los peligros, de ponerse el preservativo, que tampoco está mal, pero falta el componente que tiene más que ver con conocerse a uno mismo”.
“Y no se ha conseguido porque creo que los adultos también somos desconocedores. De sexo hablamos muchos, pero casi siempre en plan de risas, simplemente por miedo a mostrarnos vulnerables ante el otro si expresamos nuestros deseos y sentimientos”. Pero el sexo, considera, es mas natural de lo que nos intentan vender, “y hay que saber que el sexo es algo que hay que cuidar para sentirse bien y no se limita sólo al coito”.
Recuerda la especialista que las primeras sensaciones eróticas se aprenden, sin saberlo, en la infancia y aprender a sentirnos cómodos, confiar en los demás, sentirnos a gusto, nos lo da la familia. Evidentemente no en un contexto sexual, “pero aprender a confiar, que es algo muy importante, se hace con los abrazos y besos familiares”.
Reconoce, no obstante, que cada vez más los padres empiezan a estar más presentes en la educación sexual de sus hijos.
Adolescentes y sexo: la masturbación
En cuanto a la masturbación, refiere que se trata de una buena vía para el descubrimiento de sensaciones y aprendizaje de capacidades de nuestro cuerpo y apunta que la ausencia de este aprendizaje se relaciona con la presencia de algunas disfunciones sexuales en la edad adulta.
Pero la masturbación tiene mala prensa, “parece que si uno se estimula da la sensación de suciedad, soledad, aislamiento”.
En este tema hay una diferencia de género clara: los chicos lo asumen con naturalidad, hablan de ello y lo hacen de manera cotidiana, y aunque las mujeres se han sumado mayoritariamente a esta práctica, les cuesta hablar de ello públicamente, “probablemente porque aún se sigue castigando socialmente la expresión del deseo femenino”. Y efectivamente la masturbación es una expresión del deseo, pero también una vía de aprendizaje: “Es esencial saber qué mensajes tiene tu cuerpo, qué te gusta o qué no, conocer cada parte del mismo, en distintos momentos, en distintas circunstancias…”
“Porque uno no puede compartir lo que no sabe. Primero hay que aprender a saber que tienes, como puedes disfrutarlo y sobre todo si lo quieres compartir o no.”
Defiende Santín que hay que pensar en un sexo más en positivo, aprender a centrarnos para disfrutar de los mensajes que manda nuestro organismo, y desterrar la idea de que llegar corriendo y muy rápido es muy importante, porque ese mensaje también les llega a los adolescentes, con el agravante además de que su primeras experiencias suelen ser con prisas, con miedo y a escondidas.
Y aunque el orgasmo es la respuesta máxima de desahogo del placer, “es una respuesta que hay que aprender a desencadenar, controlar, ajustar, y para eso se requiere atención y calma”.
Estas nuevas emociones y experiencias que se generan en torno al desarrollo de la sexualidad pueden vivirse con ansiedad y desconcierto o con seguridad en las capacidades propias y en la toma de decisiones.
Todo dependerá, concluye la profesora universitaria, de las personas con las que cuenten para expresar sus temores o dudas (padres y profesorado principalmente) y de la educación recibida en el ámbito de la sexualidad y la afectividad.
La persona adolescente experimentará con lo aprendido hasta ese momento de su vida. Resulta frecuente que se radicalicen, sobre todo en la expresión de su masculinidad o femineidad.
“Pero también que expresen sus dudas en relación a su identidad u orientación y sus temores de no estar a la altura de lo que creen se espera de ellos”, concluye.
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