Una reciente publicación de Bloomberg sobre la riqueza personal de los presidentes de América Latina, en que Luis Abinader sobresale como el más acaudalado, lleva a preguntar si realmente es tan rico y cuál es el patrimonio de los demás dirigentes políticos dominicanos.
La riqueza de los políticos es un tema relevante en medio de los reclamos de la opinión pública de que cese la impunidad ante la corrupción pública y privada que ha generado enormes fortunas inexplicadas de muchos dirigentes políticos, o familiares y allegados, sin negocios conocidos antes ni después de su paso por posiciones gubernamentales.
Abinader declaró al iniciar su presidencia en 2020 casi US$76.2 millones, equivalentes a RD$4,200 millones, casi el doble de su más cercano colega, Guillermo Lasso, de Ecuador, con menos de US$40 millones.
Ambas riquezas contrastan con el patrimonio declarado por Gabriel Boric, de Chile, exlíder estudiantil izquierdista, y Pedro Castillo, de Perú, exmaestro rural, cada uno menor a US$50,000.00. (Chile es el segundo país latinoamericano con mayor PIB per cápita, US$28,530, con población de 20 millones; en Perú es US$15,040 con 33 millones; en República Dominicana, con once millones, es US$24,000, el sexto mayor de América Latina).
Abinader
La fortuna personal de Abinader procede del negocio familiar, el Grupo ABICOR, con hoteles y propiedades inmobiliarias, una fábrica de cemento, dos universidades, inversiones offshore y otros activos.
Abinader cumple 55 años el próximo 12 de julio. Su padre fue político, funcionario, abogado y empresario; su madre dedicada al hogar. Está casado con Raquel Arabaje (ambos de ascendencia árabe). Tienen tres hijas solteras que son estudiantes. Economista por INTEC con cursos en Harvard y Dartmouth, es fundador del PRM tras una fallida candidatura vicepresidencial del PRD en 2012. Al presidente Abinader no se le considera político profesional.
La Presidencia es su primer cargo público. Como presidente ejecutivo del Grupo ABICOR, el origen de su patrimonio está trasparentado ante la Dirección General de Impuestos Internos (DGII).
Igual a las quince o veinte familias dominicanas más ricas con origen conocido y legítimo de su patrimonio, de hasta cuarta o quinta generación mientras Abinader es solo la segunda, la actual familia presidencial ha vivido sin ostentación ni extravagancias.
Su salario presidencial, aproximadamente RD$6 millones al año, lo dona a obras de caridad y sus negocios están en un trust ajeno a sus decisiones mientras sea jefe del Estado.
Contrastes
En círculos políticos y empresariales dan por descontado que varios políticos, algunos sin haber sido presidentes ni poder justificarlo como legítimo, poseen o controlan fortunas que duplican la del presidente Abinader.
Aunque el patrimonio debería demostrarse con la declaración ante la DGII de ingresos, propiedades y pago de impuestos, desde 2014 la Cámara de Cuentas es la que fiscaliza a funcionarios según una declaración que se realiza sin mucho sustento.
Los expresidentes vivos son Leonel Fernández (1996-2000, 2004-2012), Hipólito Mejía (2000-2004) y Danilo Medina (2012-2020).
Leonel: Al dejar su tercera presidencia, su patrimonio neto era de RD$14.3 millones, según declaración del 30 de octubre de 2012. La Presidencia lo habría dejado más pobre que cuando fue electo en 2008.
Fernández creó roncha en la opinión pública por denuncias, nunca demostradas judicialmente, de grandes donaciones ilegales a su Fundación Global, centro de estudios con pequeña universidad, decenas de empleados, edificios valiosos en Santo Domingo y oficinas con personal en Nueva York, Washington, Europa y Medio Oriente.
Sus críticos indican que desde 1994, cuando era un joven brillante político con modesto ejercicio como abogado y profesor universitario, nunca ha hecho otra cosa que politiquear, sin negocios ni fuentes de ingresos que justifiquen un tren de gastos que él dice “financian sus amigos”.
Hipólito: En 2004 declaró un patrimonio neto de RD$42 millones, consistente mayormente en inmuebles urbanos y rurales, acciones en nueve distintas empresas y otros activos.
Este expresidente, distinto a otros políticos a tiempo completo, posee prestigio como productor agrícola, consultor y además como gestor de una exitosa empresa familiar de importación y exportación de productos agroindustriales, frutas y vegetales.
Su ministro de Obras Públicas, Miguel Vagas Maldonado, declaró ese mismo año un patrimonio de RD$149 millones, pese a que una sola de sus propiedades, su vivienda en Casa de Campo, conocida por sus esculturas de Botero y gran lujo, está evaluada en muchas veces más que esa cantidad.
Danilo: Tras ocho años gobernando, Medina dijo que su patrimonio aumentó menos de un millón; el 15 de septiembre de 2020 declaró RD$22.6 millones, incluyendo ingresos de sus tres hijas y su esposa, quien fue funcionaria del Banco Central.
Pese a ser químico y economista, pequeñas igualas por asesoría en contabilidad con empresas privadas fueron su sustento hasta dedicarse por completo a político. Medina fue diputado desde 1986, presidente de esa cámara de 1994 a 1996 y ministro de la Presidencia de 1996 a 2000 y de 2004 a 2006.
Su declaración menciona a sus siete hermanos, Juan Alexis, Ángel Milcíades, Yadixa Ebellin, Wilfredo Antonio, Lucía, Aracelis y Carmen Magalys Medina Sánchez, sin detallar sus labores ni ingresos. Lucía fue presidente de la Cámara de Diputados y en 2010 declaró un patrimonio neto menor a RD$10 millones.
Hermanos, cuñados y otros íntimos allegados a Medina están siendo procesados judicialmente acusados por enriquecimiento ilícito y otros actos corruptos. Tras dos años, no han sido condenados. En los ambientes empresariales y bancarios ninguno era reputado como rico antes de 2012.
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