Es una enorme añepidez creer que los corruptos probados, sospechosos, procesados o potenciales (por nunca haber administrado nada propio o ajeno), están todos cobijados bajo un solo partido. Abundan desde siempre en todas las facciones, regiones, gremios, oficios y, lamentablemente, familias. Difícilmente se encuentre alguna reunión de un puñado de ciudadanos donde uno o más no esté dañado.
Los casos de la Lotería, del diputado y secuaces sometidos por la DEA en Miami, el escándalo de los regidores higüeyanos, por citar sólo algunos recientes, son ajenos al PLD. Procesar inculpados de todos los partidos anima la fatigada esperanza del cambio en la Justicia prometido por el presidente Abinader. Hasta el verde FUPU cabe en la tómbola tras su reciente quisonda. Y Odebrecht está casi casi…
Pero no cantemos victoria aún, que una cosa es abrir expedientes y montar circos mediáticos, pero otra lograr condenaciones ejemplares. Hay tantos compadrazgos y “conchupancias” entre dominicanos que a veces parece que para hacernos justicia requerimos jueces y fiscales extra-galácticos. O reformar otra vez la Constitución.
Recibe las últimas noticias en tu casilla de email