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Rasgos de la sociedad dominicana deteriorada

El dominicano de hoy, condicionado por un sistema social inservible, no tiene condiciones para desarrollar las facultades intelectuales, sociales y morales de una persona de bien.

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I.- La realidad que vivimos

1.- La práctica de la vida permite conocer la esencia de las cosas sin necesidad de ser un sabihondo, o experto con relación a un asunto o fenómeno cualquiera. Así, por ejemplo, para un médico conocer el estado de salud de un paciente no necesita extraerle toda la sangre de su sistema sanguíneo; le basta con una pequeña muestra para tener la información de su interés en torno a la enfermedad alojada en el convaleciente.

2.- De igual manera, no hay que ser un científico de las ciencias sociales para saber si un sistema social es infuncional; si no está en condiciones de dar respuesta a las aspiraciones materiales y espirituales de la mayoría de los miembros de la comunidad; y las contradicciones insolubles que manifiesta, generando así un cuerpo social estructural bajo el cual los que componen la sociedad adolecen de vicios sociales.

3.- Partiendo de lo antes expuesto, y aplicándolo a la concreción dominicana de hoy, podemos comprobar que estamos viviendo dentro de un cuerpo social deteriorado, enfermo, que padece enfermedades por todas partes, males sociales que están a la vista de todos.

4.- Aunque las afecciones que evidencia nuestro ordenamiento social son notorias, algunos de los testigos directos de su grave estado no quieren reconocer las ramificaciones de los trastornos que entrañan sus malestares.

5.- Hay médicos que, aunque saben que el paciente no tiene cura, con la finalidad de continuar esquilmando  a sus dolientes les dicen que todavía hay esperanza de que se recupere de su situación agónica; también hay politiqueros, curanderos sociales que, conscientes de que el sistema, el cuerpo social nuestro está moribundo, para seguir aprovechándose del mismo hablan de sus supuestas bondades, que en verdad no son más que puras quimeras, utopías, ficciones, fábulas para engañar a las víctimas del sistema.

6.- Situaciones y circunstancias formadas alrededor del sistema van creando en forma objetiva sus realidades; algunos males se advierten con facilidad; otros requieren de más detenimiento para llegar a tener de los mismos un cabal conocimiento.

7.- Sería un desatino pretender que todas las dominicanas y los dominicanos asimilan por igual lo que es contenido social, es decir, lo que se refiere al accionar de las clases; el régimen económico y político del país; y otros fenómenos que ubican la organización político-social que depende de la base económica.

8.- El método, el estudio de los fenómenos sociales, la forma de alcanzar el conocimiento nos va a permitir explicar cómo elaboramos en nuestro cerebro las ideas para llegar a darnos cuenta de que el comportamiento de muchas dominicanas y dominicanos expresa vicios de la sociedad dominicana enferma, deteriorada.

9.- El actual ordenamiento social dominicano no exige un profundo análisis para evidenciar males sociales que se comprueban en la desigualdad; opulencia en un polo, y miseria en el otro; semejante situación bastaría para identificar un sistema injusto.

10.- El dicho ordenamiento social está acompañado de hambre, desempleo, analfabetismo e insalubridad; sin olvidar a sus aliados la politiquería, la corrupción y la debilidad e infuncionalidad de las instituciones.

11.- Lo que procuramos destacar en este trabajo no son las causas  que determinan la expresión del sistema social en sí, sino los vicios que genera, la forma de la conciencia social que se refleja y se fija en las cualidades éticas que están en cada persona, y que comprobamos por su comportamiento en el seno de la sociedad.

II.- La sociedad dominicana de hoy y la formación de sus miembros

12.- El dominicano de hoy, condicionado por un sistema social inservible, no tiene condiciones para desarrollar las facultades intelectuales, sociales y morales de una persona de bien.

13.- En nuestro medio social se han estado desarrollando seres humanos en condiciones difíciles, porque lo que diferencia a cada persona es su carácter, que es el resultado de su educación, la cual está hoy por el suelo. Poco se puede esperar de la forma de actuar de un educado en semejante situación.

14.- Para llegar a tener dominicanas y dominicanos que ajusten sus actos al correcto proceder, se precisa orientarlos en la formación de un carácter educado en sentimientos nobles; con un temperamento ecuánime; con condiciones y expresiones de sensibilidad.

15.- Precisamos de maestros que procuren en forma sistemática que el niño asimile una conducta moral y espiritual, a los fines de que en el futuro, cuando llegue a la juventud, y luego a la adultez, establezca y mantenga relaciones sociales armónicas para convivir en una comunidad amistosa, de fraternidad y concordia, ausente de conflictos.

16.- En la medida que se educa al niño o a la niña en el sentido de la valoración del ser humano, se contribuye a sentar las bases de edificar la sociedad del futuro, orientada en la solidaridad, cooperación y desprendimiento hacia el bien común. Si los niños y las niñas son educados en lo que representa querer a los demás, resulta fácil eliminar el odio, los rencores; quitar de su mente las negativas actuaciones.

17.- Una comunidad que no prepara a los miembros que la integran en los fundamentos de la solidaridad, amor, comprensión y cooperación, los entrega al individualismo, al odio, a la contrariedad, al egoísmo y al salvajismo.

18.- Resulta provechoso motivar a los miembros de la sociedad a impulsar su autoestima para que se levanten en el ideal de avance y progreso; alejados de todo lo que significa frustración, pero sin caer en la prepotencia y la intransigencia; nada de arrogancia, alardes ni jactancia, lo que no cuadra en las personas de buen proceder.

19.- Cada uno de nuestros conciudadanos debe formarse la idea de que no va a dejarse tragar por este asfixiante medio social moribundo; que va a elaborar proyectos y fijarse metas a cumplir, sin importar las circunstancias, con la finalidad de cambiar la actual realidad, para hacer aportes por el bienestar de todo el pueblo.

20.- Los dominicanos y dominicanas, en un ordenamiento con estructuras diferentes al de ahora, en el futuro se formarán en la bondad, procurando el bien hacia los demás; sería un comportamiento distinto al que algunos practican en la coyuntura actual, donde la maldad se expresa como algo normal, lo que avergüenza a cualquier ser humano sensible.

21.- La ambigüedad caracteriza, en sociedades influenciadas por taras, a todos aquellos que proceden como artistas de la simulación; sirve para identificar a los que no se definen, a aquellos que no sabemos si nos están diciendo la verdad o la mentira con su lenguaje dudoso y confusionista.

22.- El día ha de llegar, y ojalá fuera más temprano que tarde, en el cual  la sociedad dominicana estará compuesta por ciudadanos y ciudadanas que rechacen las actitudes despreciables, esas cosas que ahora lesionan a las personas buenas.

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