Santo Domingo.- En la República Dominicana no se ha registrado un sismo de gran magnitud desde el 22 de septiembre 2003, cuando un terremoto de 6.5 grados sacudió la ciudad de Puerto Plata dejando tres fallecidos, decenas de heridos y varias viviendas afectadas.
Tras casi 21 años de esta catástrofe las posibilidades de que ocurra otro sismo de gran magnitud en el país aumentan por la acumulación de energía entre las placas tectónicas y expertos del Centro Nacional De Sismología advierten sobre la importancia de que las edificaciones cuenten con los parámetros necesarios para soportar este tipo de fenómenos.
Para el analista Justin Leonel, los daños de un sismo dependerán de su tamaño, localización así como de la calidad de las edificaciones. “Esto está muy ligado a la forma de construcción, si se tiene una construcción informal, pues tiene mayor probabilidad de daños en un evento que no sea tan significativo. Una edificación bien hecha, con los rigores del código, pues ya se necesitaría que venga un fenómeno bien fuerte para poder producir algún daño significativo depende mucho de la localización del evento y de las calidades de las edificaciones”, indicó.
Según un informe presentado por la Oficina Nacional de Evaluación Sísmica y Vulnerabilidad de Infraestructura y Edificaciones (Onesvie) y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el temblor de 2003 dejó en el municipio de San Felipe 47 viviendas dañadas, mientras que 10 colapsaron; dos escuelas quedaron destruidas y otras tres sufrieron daños estructurales; cinco oficinas públicas fueron afectadas y otra quedó destruida; y seis comercios colapsaron y 23 resultaron perjudicados.
Leonel insiste en que el hecho de que no haya pasado ningún otro terremoto como este en más de 20 años, no significa que la actividad sísmica se haya reducido.
“Por ejemplo, en el día de hoy tenemos localizados 14 eventos. Estamos a lunes 26, desde el lunes 19, es decir, una semana, hasta aquí, nosotros tenemos 79 eventos localizados. Es decir que la actividad no se ha reducido porque al menos que haya algunos factores apremiantes, esta viene aumentando o se para en seco en mucho de los sitios que parte de eso es del trabajo de análisis que hacemos aquí sección del Centro Nacional de Sismología”, explicó.
“Como evento grande, nosotros después de el de Puerto Plata en 2003 no hemos tenido así un evento tan significativo dentro de nuestro territorio y obviamente que sí, cada día que pasa aumenta la probabilidad de otro grande, pero hasta ahora la sismicidad diaria se ha mantenido constante, es decir, que no hemos tenido una variación significativa para alertarnos de la posible ocurrencia en el corto plazo de un evento grande”, agregó.
Según el Plan de Contingencia para Terremotos publicado por la Defensa Civil y el Gobierno Dominicano en 2009 hay un total de 15 fallas sísmicas en la geografía nacional.
Falla del Norte de la Hispaniola
Falla que corresponde al límite de subducción de la placa de Norteamérica por debajo de la placa del Caribe y se evidencia por la fosa oceánica que corre a lo largo del norte de la isla. En la actualidad se considera que la interacción de ambas placas tiene un movimiento oblicuo que se descompone en movimiento de subducción, absorbido por esta zona de falla, y movimiento transcurrente sinestral, absorbido por los sistemas de falla semejantes a los de la Falla Septentrional y Enriquillo – Plantain Garden.
Zona de Falla Camú (CFZ)
En las cercanías de la base de la cordillera septentrional, en el lado norte. Se considera una falla transcurrente siniestral con alto ángulo de buzamiento, y por tanto, capaz de absorber parte de la componente transcurrente del movimiento oblicuo entre las placas, aunque su longitud es mucho menor que la Septentrional. Está considerada como una falla potencialmente activa.
Zona de Falla Septentrional (SFZ)
La Zona de Falla Septentrional es la mayor estructura en tierra del contacto de Las Placas Norteamérica-Caribe en la República Dominicana y recorre el norte de la República Dominicana desde Samaná hasta Montecristi y marca el límite de la cordillera septentrional con el valle del Cibao, formando un prominente escarpe en los sedimentos cuaternarios superficiales que cubren el Valle, se considera una falla transcurrente sinestral con alto ángulo de buzamiento, posiblemente hacia el norte. Es la zona de falla más estudiada de la Hispaniola.
Falla de la Hispaniola (HFZ)
Por la parte baja del flanco norte de la cordillera central, cerca del límite con el valle del Cibao. Se considera una falla transcurrente sinestral con alto ángulo de inclinación o buzamiento, pero ha sido catalogada como probablemente inactiva.
Falla de la Guazara (GFZ)
Corre por la parte central de la cordillera central. Se considera una falla transcurrente sinestral con alto ángulo de buzamiento. Las evidencias de campo muestran alto tectonismo en las rocas adyacentes, así como facetas trapezoidales en las laderas, sugiriendo con ello que sea potencialmente activa.
Falla de Bonao (BFZ)
Es una falla de trazo curvo cóncavo hacia el este, que va desde la cordillera central hasta el valle del Cibao, en las inmediaciones de Bonao. Se considera una falla inversa por la disposición de las unidades geológicas a ambos lados de la misma (Complejo Duarte y Formación Tireo). Informes de estudios para complejos hidroeléctricos la señalan como falla inactiva. Sin embargo, la actividad sísmica de la zona es considerable.
Falla de Hatillo (HAFZ)
Es una falla de cabalgamiento con trazo ligeramente curvo cóncavo hacia el noreste y buzamiento hacia el suroeste.
Falla San José de Ocoa – Restauración (SJRFZ)
Corre por la parte central y flanco sur de la cordillera central. Se considera una falla transcurrente sinestral y con inclinación hacia el norte. Su traza no es continua a todo lo largo, pero puede ser inferida a partir de la geomorfología. La sección correspondiente a las cercanías de San José de Ocoa se considera como falla inversa y posiblemente activa.
Falla Los Pozos – San Juan (LPSJFZ)
Por la parte baja del flanco sur de la cordillera central, cerca del límite con el valle de San Juan. Se considera una falla inversa con buzamiento hacia el norte. Su trazo es discontinuo y al igual que las anteriores, más que por una sola falla, está definida por una zona de fallas.
Falla de Neiba (NFZ)
Marca el límite sur de la sierra de Neiba y la Hoya de Enriquillo. Se considera una falla transcurrente.
Falla de Enriquillo – Plantain Garden (EPGFZ)
Corre en sentido desde el oeste hacia el este por la parte central de la península del sur de Haití y termina abruptamente en el lago Enriquillo. Se considera una falla transcurrente sinestral con alto ángulo de buzamiento.
Falla El Cercado San Juan (SJMFZ)
En el límite entre el valle de San Juan y la sierra de Neiba. Su trazo es discontinuo y su buzamiento se considera hacia el norte.
Falla de Higüey-Yabón (HIGFZ)
La falla Higüey corre en sentido noroeste hacia el sureste en la parte este de la isla, desde la llanura costera del caribe hasta las estribaciones orientales de la cordillera oriental. A partir de allí puede estar asociada a la falla de Yabón, que corta sedimentos volcánicos de la cordillera oriental hasta cerca del límite sur de la bahía de Samaná.
Fosa de Los Muertos (MTFZ)
Es una estructura de subducción dentro de la Placa del Caribe que se localiza al sur de la Isla y que aparentemente se inserta en territorio dominicano entre la bahía de Ocoa y la de Barahona. Está caracterizada por Fallas de Empuje con buzamiento o inclinación hacia el Norte, y define el contacto entre los bloques (cabalgantes) de Hispaniola, Puerto Rico, Islas Vírgenes y la verdadera Placa del Caribe. (Ladd, Watking, 1978; Masson, Scanlon, 1991).
Falla Norte de Bahoruco (BNFZ)
Corre en sentido desde el oeste hacia el este por la parte norte de la sierra de Bahoruco. Puede ser considerada como una prolongación de la falla EPGFZ, o también como una falla independiente. Se considera una falla inversa, de acuerdo a muchos rasgos morfotectónicos, incluidos reportes de evidencias de cabalgamiento.
El documento de Requerimientos de Aplicación del Reglamento General de Edificaciones y Tramitación de Planos, indica que «los edificios deberán proyectarse, construirse, mantenerse y conservarse de tal forma que garanticen la seguridad de las personas, el bienestar de la sociedad y la protección del ambiente».
Mediante el cumplimiento de los reglamentos y requisitos relativos a la funcionalidad, seguridad y la habilidad.
De acuerdo con la seguridad las edificaciones deben cumplir con los siguientes parámetros:
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