Víctor Bautista
El panorama actual del mundo de la información, marcado por una coexistencia, y a veces confrontación, entre el periodismo clásico y los nuevos modelos emergentes de difusión de contenido, debería ser objeto de debate sin prejuicios ni degradaciones, con ribetes profesionales, técnicos y académicos.
El periodismo clásico, con su enfoque en la credibilidad, la profundidad de los análisis, y la formalidad en la presentación de noticias y opiniones, sigue siendo fundamental, especialmente para una audiencia que valora la fiabilidad y la entereza en el tratamiento de los contenidos.
Los formatos tradicionales como programas de panel en televisión, talk shows en radio y la prensa escrita continúan siendo relevantes por su capacidad de ofrecer contextos más completos y análisis detallados, aunque en algunos casos con insuficiencia de credibilidad, debido a la captura por parte del poder, creando decepción en la audiencia.
Paralelamente, los modelos emergentes de periodismo y comunicación, impulsados por la digitalización y la creciente influencia de las redes sociales, han introducido un estilo más dinámico, interactivo y espectacular. Plataformas digitales, influenciadores y contenidos que mezclan información con entretenimiento han ganado terreno, especialmente entre audiencias más jóvenes.
Este nuevo modelo se caracteriza por la inmediatez, la viralidad y un enfoque que a menudo prioriza el impacto visual o emocional sobre la profundidad. La competencia entre estos dos modelos no solo se refleja en el contenido, sino también en las estrategias para captar audiencias, donde la velocidad de la noticia, la interacción con el público y la capacidad de generar contenido atractivo y compartible son determinantes.
Hay esfuerzos por parte de ambos modelos para adaptarse y aprender el uno del otro, buscando un equilibrio entre credibilidad y entretenimiento, profundidad y accesibilidad. Las estructuras clásicas del periodismo introducen paulatinamente -aunque con timidez- entregables que tienen su origen en los modelos emergentes.
Esta dualidad refleja una evolución natural del campo de la comunicación y el periodismo, influenciada por los cambios tecnológicos, culturales, y sociales. La clave para los profesionales y las organizaciones de medios en este contexto es encontrar formas de mantener la integridad y la calidad del contenido, mientras se adapta y se innova para satisfacer las expectativas cambiantes de las audiencias.
El periodismo, como profesión, no está en riesgo de desaparición, pero sí en medio de un profundo proceso de transformación y evolución. La digitalización y los cambios en los hábitos de consumo de información han desafiado muchas de las premisas tradicionales del oficio, obligándolo a adaptarse y a reinventarse.
Las escuelas de comunicación juegan un papel crucial en esta evolución, ya que son las responsables de preparar a las futuras generaciones de periodistas para navegar en este nuevo panorama mediático.
Esto implica, entre otras cosas, la necesidad de incorporar conocimientos sobre las nuevas tecnologías, desde habilidades básicas en multimedia hasta el manejo de plataformas digitales, pasando por la comprensión de algoritmos y la analítica web, esenciales para entender cómo se distribuye y consume la información hoy en día.
Otro reto es profundizar en los principios del periodismo digital, no solo limitado a cómo escribir para la web o producir contenido para redes sociales, sino también de comprender las dinámicas de interacción con la audiencia en el entorno digital y utilizar estas plataformas para hacer periodismo investigativo, de calidad, sin ser aburrido.
En un mundo donde la información falsa puede difundirse con facilidad, es fundamental que los futuros periodistas desarrollen un pensamiento crítico fuerte y se adhieran a principios éticos sólidos, con capacidad de discernir entre fuentes confiables y no confiables y comprometiéndose con la verdad y la objetividad.
Por otro lado, entender los aspectos económicos del periodismo digital es crucial, ya que las viejas formas de monetización a través de la publicidad y la circulación impresa ya no son tan efectivas. Las escuelas de comunicación deben enseñar sobre modelos de negocio alternativos, como suscripciones, contenido patrocinado, crowdfunding y otros.
La evolución del periodismo hacia la incorporación plena de los avances digitales no significa la desaparición de la esencia de la profesión, sino más bien una expansión de sus horizontes y metodologías. La capacidad de contar historias, investigar a fondo, verificar hechos y ofrecer análisis sigue siendo tan importante como siempre, pero ahora hay nuevas herramientas y plataformas para hacerlo. La clave está en preparar a los periodistas para que puedan combinar las mejores prácticas del periodismo clásico con las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías.
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