Remeneo

Ayer decía que cuando un presidente prefiere cumplir con pésimos funcionarios para incumplir con los votantes hace el peor negocio. Las promesas deben honrarse, pero en política es una obligación recíproca y nunca incondicional. Luis Abinader, que llegó a presidente tras construir junto con Hipólito Mejía y otros sobre las cenizas del PRD, no debe tener ni un pelo de bobo y sabe que debe remenear la mata para que caigan la fruta podrida y las hojas secas. Las podas y el abono fortalecen cualquier árbol y garantizan mejores cosechas. Algunos desean retirarse y ojalá ni se le ocurra al jefe de la fábrica de decretos y Aladino del Erario designar a algunos de los que causarían mas rechiflas solo con recordar sus hazañas farandúlicas. Para mandar a su casa a gente que se ha dormido en sus laureles o endiosado, por manejar presupuestos jamás soñados sin lograr buenos resultados, el presidente no debería dar tantas vueltas. Y que siga fusionando ministerios innecesarios como el de la juventud, que debe ser una dirección o viceministerio en Educación. Insisto en que hasta la piedras reirán y aplaudirán cuando Luis dé el esperado remeneón.