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República Dominicana brilla entre las economías de América Latina, pero enfrenta desafíos estructurales

En un entorno global lleno de incertidumbres, la República Dominicana se posiciona como un referente de crecimiento y estabilidad en América Latina, aunque el camino hacia el desarrollo sostenible y el grado de inversión requerirá decisiones estructurales audaces y una gestión rigurosa de los riesgos.

República Dominicana brilla entre las economías de América Latina, pero enfrenta desafíos estructurales

Santo Domingo, 27 de marzo de 2025 — La República Dominicana se ha consolidado como una de las economías más destacadas de América Latina, de acuerdo con el más reciente informe del Bank of America (BofA), que retrata al país como una de las historias macroeconómicas más positivas de la región. El documento, elaborado por analistas internacionales con enfoque en mercados emergentes, resalta un panorama de crecimiento robusto y estabilidad institucional, aunque advierte sobre vulnerabilidades fiscales y externas que podrían frenar sus aspiraciones de alcanzar el codiciado grado de inversión.

En el centro del análisis se encuentra el dinamismo de la economía dominicana, que en 2024 creció al doble del promedio regional. El país mantiene un potencial de expansión en torno al 5%, una cifra que, según los expertos de BofA, crea un círculo virtuoso: fomenta el crecimiento de la clase media, atrae inversión extranjera, eleva la recaudación fiscal y promueve la estabilidad social y política. Sin embargo, este impulso se ha moderado recientemente, con una revisión a la baja en las proyecciones de crecimiento para 2025, que ahora se sitúan en 4.5%, debido a factores externos como la desaceleración de la economía estadounidense y un crédito más limitado en el sector construcción.

El liderazgo político de Luis Abinader es otro factor clave que distingue al país en el contexto latinoamericano. Con una de las tasas de aprobación más altas del continente y mayorías calificadas en el Congreso, el gobierno ha podido impulsar reformas estructurales en áreas como la electricidad, la gobernanza y el sector minero. La reciente aprobación de una regla fiscal, que limita el crecimiento del gasto primario a la inflación más un 3%, ha sido vista como un paso firme hacia una mayor disciplina fiscal, aunque se reconoce que la ausencia de una reforma tributaria limita su impacto completo.

La relación estratégica con Estados Unidos también juega un rol fundamental en la estabilidad del país. A pesar de recortes generalizados en la ayuda internacional por parte de la administración Trump, la República Dominicana fue una de las pocas excepciones, recibiendo apoyo para fortalecer la seguridad en la frontera con Haití. Esta cercanía con Washington, combinada con una baja exposición a aranceles recíprocos estadounidenses, le otorga al país una ventaja geopolítica frente a otros mercados emergentes.

Sin embargo, no todo es optimismo en el panorama económico. El informe subraya que la República Dominicana mantiene la mayor proporción de deuda pública en moneda extranjera de toda América Latina, una condición que la hace extremadamente sensible a variaciones en el tipo de cambio. Aunque el gobierno ha logrado reducir este porcentaje en los últimos años, una depreciación abrupta del peso podría inflar de forma significativa el peso de la deuda.

Esta vulnerabilidad ha llevado al Banco Central a adoptar una postura defensiva respecto al tipo de cambio, incluso a costa de mantener tasas de interés elevadas cuando otros indicadores sugerirían recortes. Según BofA, esta rigidez podría estar limitando la respuesta monetaria en momentos en que la economía muestra señales de enfriamiento.

Además, el sistema bancario se encuentra altamente expuesto a los instrumentos de deuda del gobierno, con un 25% de sus activos invertidos en estos títulos, un nivel solo superado por Argentina. Esta dependencia reduce el espacio para financiamiento interno y obliga al país a recurrir con frecuencia a los mercados internacionales, lo cual incrementa su exposición al riesgo externo.

Otro punto crítico ha sido la cancelación de la reforma tributaria, que contenía medidas consideradas viables y socialmente equilibradas, como la eliminación de exenciones al sector turismo y zonas francas. La decisión del gobierno de retirar el proyecto del Congreso fue mal recibida por los mercados, que ahora ven más lejana la posibilidad de que el país acceda a una mejora en su calificación crediticia.

Finalmente, la crisis prolongada en Haití representa un riesgo latente para el gobierno dominicano. El deterioro económico del país vecino ha generado un aumento en los flujos migratorios, lo que podría traducirse en mayores presiones fiscales en sectores como seguridad, salud y educación. También preocupa el impacto ambiental y social de una situación fronteriza cada vez más frágil.

Pese a estos desafíos, Bank of America mantiene su recomendación de “peso de mercado” para los bonos dominicanos, señalando que los fundamentales siguen siendo sólidos, aunque los precios actuales ya reflejan buena parte del potencial de mejora. La institución considera que sin una reforma fiscal de fondo, las mejoras en la calificación crediticia tomarán más tiempo del esperado.