Leonel Fernández domina magistralmente el arte de escribir persuasivamente, un uso retórico. Recuérdese cuánta gente inteligente logró convencer con su argucia de que perdió unas primarias por un famoso algoritmo que nunca pudo demostrar, pero que justificó su salida del PLD para fundar su FUPU. Bastaría este ejemplo para que Roberto Álvarez evitara debatir con él sobre el proyecto de Ley de Trata, Explotación y Tráfico de Migrantes.
Puede que haya declaraciones de Leonel irreconciliables con muchas de sus actuaciones con respecto al problema de la migración ilegal haitiana, pero el propio ministro de Relaciones Exteriores también posee un pasado complicado en este bréjete, que hoy no lo favorece, pues fue un prominente activista a favor de inexistentes apátridas, tema traído por los cabellos por organismos internacionales a contrapelo de las leyes dominicanas y la Constitución de Haití.
Álvarez no es –como dice Leonel— una voz solitaria ante el clamor que tumbó el proyecto, mal socializado. Empero, ganarle un debate a esa fiera política es difícil, aunque se pueda tener razón. Ninguna inteligencia vence las emociones.
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