Sentí orgullo al ver que cientos de ciudadanos fueron el martes al aeropuerto para aplaudir el retorno del equipo de voleibol dominicano Reinas del Caribe, que logró su cuarta clasificación a unos Juegos Olímpicos y su segunda en forma consecutiva. Pocos días antes la velocista Marileidy Paulino obtuvo otra medalla de oro en una carrera en el lejano noroeste estadounidense.
Deportistas dedicados a cultivar la excelencia en sus competiciones gracias al oportuno apoyo del gobierno y el sector privado, a través de entidades como CRESO, son una fehaciente demostración de cuánto podría lograrse si similar ánimo colaborativo fuera aplicado a la educación y la instrucción pública. Los mismos empresarios que aportan tiempo, esfuerzo y dinero a apoyar los deportes, hacen igual a través de entidades como EDUCA con respecto a mejorar la penosa educación.
Los resultados son distintos, no porque los niños sean menos dotados que los atletas, sino porque la reacción gubernamental, no de ahora sino por décadas, es muy diferente. Quizás deban entregar el ministerio de Educación a los funcionarios de Deportes que se dejan ayudar por el sector privado.
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