El consultorio de psicología es una fuente de información de las preocupaciones, dolores, tensiones, pasiones y temores de las personas que asisten. Personas con distintos sistemas de creencias, niveles educativos, orígenes y clases sociales.
Esto nos permite a los terapeutas tener contacto de primera mano acerca de situaciones que, guardando la confidencialidad, podrían ayudar a otras personas y familias a estar pendientes, observar y evitar peligros que los pongan en riesgo.
Es el caso de este tema. En el último tiempo se me ha repetido el tema del manejo que le dan algunas familias a los choferes en las salidas nocturnas de los/as adolescentes.
Se trata de padres y madres que por contar con los recursos económicos para tener chofer las 24 horas del día, dejan al cuidado de este personal a sus adolescentes cuando salen a divertirse. Y no se trata de juzgar a nadie, ni afectar el empleo de este oficio tan digno sino decir a las familias algunas situaciones de la que debe cuidarse.
He tenido el caso de adolescentes que obligan con amenazas y manipulación a este personal, por ejemplo, a cambiar de lugar sin reportar a los padres este cambio. Esto a pesar de haber dado la instrucción para que así suceda. Los adolescentes en conocimiento de la necesidad del trabajo que tiene este personal, le amenaza con hacer que pierdan su empleo si no accede a sus peticiones. O le soborna con dinero o favores para que haga lo que le dice. Obviamente que para una persona con bajo nivel educativo, carencias de todo tipo y miedo a perder su trabajo, es mas fácil hace lo que le dicen por dinero. Además ven a los adolescentes, a pesar de su corta edad, como figuras de autoridad por ser los hijos de sus empleadores.
Una de las historias cuenta que 4 adolescentes fueron a una fiesta con el chofer de uno, como debe ser tratándose de una fiesta para adolescentes, la distribución de alcohol estaba restringida y uno de los jóvenes «convenció» al chofer para que los llevara al un licor store terminando todos borrachos.
Hay historia de moteles, hoteles y lugares sórdidos donde van a parar los adolescentes conducidos por sus choferes.
Algunas veces los choferes se quedan en el lugar de la fiesta y es el chico quien se moviliza a otro lugar, lo cual aumenta el riesgo al estar no sólo ingiriendo alcohol, sino guiando por la ciudad.
Otras veces el grupo de choferes es el que se reúne a consumir alcohol, mientras los adolescentes están en un lugar por varias horas.
Como vemos son variadas las formas en que podemos poner a nuestros hijos en riesgo y no se trata, como dije, de culpar a nadie sino de estar alertas y cuidar a los hijos pues es a los padres a quienes les corresponde esta responsabilidad.
Uno de estos casos se trataba de una madre soltera que luego de enterarse de la situación ella comenzó a ir con el chofer a dejar y recoger a su hijo de 15 años a cualquier actividad nocturna. Esta fórmula evita el riesgo para su hijo así como para ella y le permite tener el control del cuidado de su familia en sus manos y no en las manos de su chofer de turno.
@solangealvara2
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