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Río 2016 permite comprar recuerdos olímpicos a golpe de anillos y pulseras

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riooo_1RÍO DE JANEIRO.- Cientos de personas abarrotan la tienda oficial de los Juegos Olímpicos abierta en la playa de Copacabana, algunos, como Joao Nicole, no necesitan cartera ni tarjeta de crédito porque pueden pagar con una pulsera, un anillo o con su celular.

Los «wearables» (fáciles de llevar) de Visa pasan su prueba de fuego en los Juegos de Río de Janeiro antes de que su uso se empiece a extender por la región.

Nicole ha comprado unas tazas con el logotipo olímpico y paga en la caja con un anillo.

«Fue muy peculiar la experiencia de pagar con el anillo aquí en las Olimpiadas. Una manera nueva, interesante», comenta este estudiante brasileño de medicina.

«El hecho de no tener que abrir la cartera ya es de buen grado para nosotros, todavía más en Río, que estamos propensos a una serie de factores», continúa.

Para el joven, «este sistema es más práctico que la tarjeta» porque «no necesitas llevar la mano al bolsillo, es solo usar la propia mano, llevar el anillo para pagar».

José Coronel, director ejecutivo para productos prepago de América Latina y Caribe de Visa, explica a Efe que, como cualquier producto, al principio estas posibilidades de pago alternativo generan sorpresa y «curiosidad», pero cuando el cliente entiende que el funcionamiento es similar al de la tarjeta valoran la propuesta, ya sea como anillo, celular o pulsera.

«¿Por qué es una perfecta idea?», añade el directivo, porque es «una gran oportunidad, una gran herramienta por ejemplo para una persona muy activa, y apropiada en el escenario de Río para alguien que estuviera haciendo ejercicio en la playa, no lleva la cartera y con el brazalete (pulsera) después puede ir a al quiosco de la playa y tomarse un agua de coco, por ejemplo».

El producto, señala, es «simplemente una modificación de su factor de forma» y «consigue mantener las mismas características de seguridad» que la tarjeta.

«Es decir, si se extravía, se pierde o se la roban, el individuo va a realizar el mismo proceso que con las tarjetas de crédito tradicionales».

«No hay un riesgo mayor ni menor al cambiar el factor de forma. Continua siendo un elemento bastante seguro», insiste.

La relación de Visa con el Comité Olímpico como patrocinador de los Juegos desde hace 30 años «nos da esa oportunidad para usar los Juegos como una vitrina» y medir las «reacciones del público pero también la respuesta tecnológica del producto».

La experiencia se estrenó en Europa y las pulseras se usan ya en varios países, como España y Gran Bretaña.

Para el ejecutivo, «el procesamiento de transacciones sin contacto ya ha alcanzado un nivel de madurez en Europa», donde la compañía ha contabilizado más de 3.000 millones de transacciones de los llamados «contactless».

Su proliferación en grandes superficies comerciales y su aplicación en sectores determinados contribuyen a la expansión de este sistema de pagos.

«Tenemos como ejemplo el sistema de transporte de Londres. 400 millones de transacciones no es una bicoca», continúa.

En Río, las tarjetas electrónicas con que los cariocas pagan autobuses, metro, tren o barcos pueden ser usadas también para compras en tiendas y restaurantes de todo el mundo, de la mano de un acuerdo suscrito por Visa con dos empresas locales durante los Juegos Olímpicos.

En Brasil, más de dos millones de terminales funcionan con esta tecnología, también utilizada en unos 4.000 puntos del Parque Olímpico de Barra de Tijuca.

Según Coronel, este tipo de propuestas configuran una «revolución» en el sistema de pagos «y siempre que hablamos de revolución hablamos de evolución, crecimiento, transformación, una metamorfosis» con el objetivo de «darle una conveniencia y un valor superior al consumidor final.

Pese a la expansión de los medios de los «wearless», el ejecutivo no cree que las tarjetas tradicionales desaparezcan a corto plazo porque «la convivencia es muy sencilla» entre ambos sistemas.

Visa es el medio oficial de pago de los Juegos Olímpicos de Verano e Invierno y de los Paralímpicos en virtud de un acuerdo suscrito con el Comité Olímpico Internacional (COI) en 1986.

En la cita de Río, la compañía patrocina su «Visa Team», en el que participan, entre otros, los diez atletas que forman parte del equipo de refugiados.

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