Tanto la reciente encuesta de Gallup, como la de BGS, empresa que le hace encuestas al Presidente Obama y que ha comenzado a operar en nuestro país, coinciden en que los dominicanos están frustrados y pesimistas.
Según BGS tan sólo un 23% de los dominicanos piensan que la situación económica ha mejorado en el último año y sólo un 36% piensa que ésta mejorará el año que viene. Según Gallup tan sólo un 17% piensa que las cosas en el país van por buen camino (la cifra más baja en cinco años), contra un 79% que cree que va por mal camino. El 80% piensa que las condiciones actuales de la economía son negativas y sólo el 15% piensa que la misma estará mejor al final del gobierno de Leonel Fernández. Sólo el 13% piensa que su economía personal es buena. Apenas un 17% cree que ahora hay menos corrupción que antes. Sólo el 20% piensa que el gobierno administra el gasto público con eficiencia o cierta eficiencia y sólo un 18% cree que hay poca o ninguna impunidad. Sólo el 34% piensa que el trabajo que está haciendo Leonel Fernández como presidente es muy bueno o bueno y sólo el 35% aprueba la forma en que Fernández está conduciendo el gobierno.
Hace dos años, cuando las elecciones presidenciales, los encuestados mantenían que el desempeño de Leonel Fernández con relación a diferentes temas (inflación, empleo, delincuencia, drogas, electricidad, salud, educación, etc.) estaba por encima del 50% para todos esos temas. Sin embargo, en la encuesta Gallup, de los trece temas tan sólo en “obras públicas” Fernández logró más de un 50%, pero apenas un 53%.
Ante respuestas tan contundentes y negativas lo lógico sería pensar que el principal partido de oposición, el PRD, va a ganar las próximas elecciones. Pero resulta que esas dos encuestas indican que quien las ganará será el PLD.
Según BSG un 49% de los encuestados se definen como miembros o simpatizantes del PLD, un 7% del reformismo y sólo un 36% del PRD. Si presumimos una alianza con el reformismo, eso le daría un 56% de simpatía al PLD, lo suficiente para ganar en primera vuelta. Cuando Gallup preguntó ¿por los candidatos de qué partido piensa usted votar en las presidenciales del 2012?, un 38.8% citó al PLD, un 32% al PRD y un 4.1% al reformismo. Pero un 24.4% dijo que no votaría por ninguno, o no sabía por quién votaría. Ajustando esos resultados para reflejar tan sólo a los que indican que sí van a votar y repartiendo proporcionalmente los indecisos, eso daría un 51% para el PLD, un 5% para el reformismo y un 42% para el PRD. Aliado al reformismo, el PLD otra vez se iría en primera vuelta con el mismo 56%.
¿Cómo explicar que con ese pesimismo aún se vota por el partido del gobierno? La respuesta está en la encuesta de BSG donde, a nivel nacional, Hipólito Mejía es visto desfavorablemente por un 50% de la población y Vargas Maldonado por un 49%, es decir que sus respectivas tasas de rechazo exceden, por mucho, la votación que sacaría su partido. Si el PRD escogiese como candidato a alguien no vinculado a su mala gestión de gobierno, entonces sí tendría posibilidades de ganar. Mejía y Vargas Maldonado tienen dos opciones para el 2012: ser candidatos y perder, o no ser candidatos y, ganando su partido, ser ministros de agricultura y obras públicas respectivamente.
Qué desgraciado tiene que sentirse este país cuando su población cree muy poco en su gobierno, pero prefiere votar por el partido en el poder porque los candidatos de la oposición los considera una opción peor.
El gobierno, por su lado, no puede echarle la culpa a la crisis internacional por ser visto tan mal, pues este año creceremos al 7%, la tercera mejor tasa de Latinoamérica y, además, con baja inflación.
