Redacción externa.- Júpiter, el planeta más grande y antiguo del Sistema Solar y cuyo nombre hace honor a la máxima deidad de los romanos, es muy diferente a la Tierra, entre muchas cosas más, porque no tiene una superficie como la que existe en este mundo.
Tal vez has escuchado que Júpiter es un gigante gaseoso. Sí, ese planeta se quedó en el camino de ser una estrella. Por ello, su composición es muy similar a la del Sol. Esto se aproxima a darnos una explicación sobre qué podemos hallar en Júpiter en lugar de una superficie como la nuestra.
¿Qué tiene Júpiter en vez de una superficie?
De acuerdo con la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, por sus siglas en inglés), al ser uno de los planetas exteriores y rocosos, Júpiter, en vez de una superficie sólida, está formado principalmente por remolinos de gases y líquidos.
La mencionada es una de las razones por las cuales se hace tan difícil estudiar a Júpiter, siendo que una nave no tendría un lugar en el cual posarse. Y atravesar al gigante tampoco es opción, puesto que las presiones y temperaturas extremas del interior del planeta aplastarían, fundirían y vaporizarían a las naves espaciales que intentan cruzarlo.
¿Cómo es la atmósfera del gigante gaseoso?
La NASA informa que esta es similar a la del Sol, aunque la del planeta tiene mayoría de hidrogeno y helio en su composición.
“Es probable que el planeta gaseoso tenga tres capas de nubes distintas en sus «cielos» que, en conjunto, abarcan unos 71 kilómetros. La capa superior está formada probablemente por hielo de amoníaco, mientras que la intermedia se compone probablemente de cristales de hidrosulfuro de amonio. La capa más interna puede estar formada por hielo y vapor de agua”, apunta la agencia espacial estadounidense.
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