1.- Cualquier persona con sano juicio y la mayor buena fe, puede hacerse la pregunta, ¿cómo pudo el ser humano dominicano cambiar en su forma de ser o actuar?
2.- La respuesta, a nuestro entender, hay que buscarla en la base que sustenta el orden económico y social que circunda la sociedad, su superestructura.
3.- Esa mujer y ese hombre dominicano de ayer, de buenos sentimientos, que generaban bondad, sumamente caritativos y justos, han cambiado para malévolos, a malvados.
4.- El alma noble de la persona del pasado, llena de honestidad, de trato excelente, muy estimable, hoy es esa despreciable, innoble, vil, símbolo de maldad, modelo de perversidad, ruindad y bellaquería.
5.- En la escuela, en la iglesia o en el estadio, teníamos la posibilidad de compartir con el conocido o amigo, digno de ser honrado por la forma de comportarse, pero en la actualidad el que aparece es el venal, el deshonesto de pie a cabeza.
6.- Cómo ha cambiado ese, que ayer era símbolo de la debida fidelidad, muy fiel, y ahora ¡caramba!, es el prototipo del que reniega de la fidelidad comprometida.
7.- Quién lo diría, que este país de gente auténtica, llegaría a convertirse en lo que es ahora, de farsantes, mentirosos, una caterva de hipócritas, fingidores e insinceros.
8.- Un lugar de habitantes respetuosos, comedidos y altamente considerados, ha llegado a ser, ahora, una comunidad donde abundan los granujas, mangantes y tunantes.
9.- Anteriormente, las madres y los padres, criaban a sus descendientes llenos de ilusiones, con gratas esperanzas, pero ahora, papi y mami están frustrados, contrariados, desesperados al ver a su prole formando bandas para atracar y asesinar.
10.- En el hogar del pasado se hablaba de honradez, integridad, decencia y ser virtuoso, hoy se tocan los temas de dinero, hacer política para estar arriba y cambiar de posición económica.
11.- Antes, constituía una afrenta, un acto de deshonestidad, el hecho de mudarse de un partido político, pero en estos momentos, ser chaquetero es signo de ser inteligente. El tránsfuga es el hombre de muchas luces, útil para la democracia representativa.
12.- El que se pervierte, ese que se ha contaminado y convertido en corrupto, es aceptado como una víctima, un tonto si se deja agarrar, pero anteriormente era excluido de los círculos decentes por ser un antisocial.
13.- En la sociedad del pasado, las personas se unían por la palabra dada, porque predominaba la mujer o el hombre claro, limpio y transparente, pero hoy se destaca ese cuentista, forastero y patrañero.
14.- En estos tiempos, ya no existen los que se alegran por el progreso del amigo. Lo que se ve es al que envidia y se amarga por los éxitos de los demás. Estamos en la época del resentido.
15.- El ambiente de ayer era de abierta muestra de afecto, franco cariño y cordialidad, pero lo que se siente hoy es frialdad, distanciamiento y recelo.
16.- Antes, nos interesábamos por mantener al otro contento, muy alegre, pero ahora lo que motiva a muchos es hacer ver al vecino malhumorado, avinagrado, hecho disgusto.
17.- Hablar bien del buen ciudadano, ya no está de por medio. Lo que se impone es difamarlo, descalificarlo y con infundios demoler su correcto proceder.
18.- Aquí, en este país, ya está en extinción ese ser humano bendito, porque su lugar ha sido ocupado por el endiablado, el recondenado y muy reprobó.
19.- Nadie se imaginó que llegaríamos a estar compartiendo con individuos dedicados a tratar mal, a hacer sentir reducidos a sus semejantes mediante el ultraje, la vejación, la humillación y el desprecio.
20.- Estamos viviendo la época de un país convertido en un sitio de personas que, en su generalidad, tienen una forma de actuar acomodada a una moral hija de las circunstancias, de lo que conviene, no importa que sea para lo bueno o para lo mala.
Recibe las últimas noticias en tu casilla de email