1.- Cada cuatro años, las ciudadanas y los ciudadanos dominicanos son convocados para el día de las elecciones ejercer su derecho al voto, y una vez concluidas las votaciones, en primera o segunda vuelta, quedan legitimados los elegidos y las instituciones del Estado.
2.- Como resultado del certamen electoral, triunfa uno u otro partido o candidato, que gobernará bajo el mismo régimen económico, el cual nunca está en disputa.
3.- Entonces, procede hacerse la pregunta, ¿es que el pueblo dominicano va a continuar, de manera indefinida, regido por un sistema que solo favorece a una parte mínima de la población?
4.- De seguro que a la pregunta anterior toda persona con sano juicio respondería en el sentido de que no debe ser, que es imposible seguir con un ordenamiento económico injusto.
5.- Pero ocurre y viene a ser que esa mayoría, que constituye el pueblo, no puede ahora comprender que lo suyo no está en depositar un papel en un cajón cada cuatro años.
6.- Esa gente que son los más, el pueblo trabajador, precisan de mujeres y hombres sensibles que, haciendo la función de aliados, asociados de las víctimas de la opresión, se conviertan en impulsores, motores para poner en marcha a los atrapados sistémicos.
7.- Cada mujer, todo hombre con un mínimo de comprensión y sentir humanista, está en el deber de ser un aliciente, estimular a esa masa de connacionales que el mismo sistema le ha creado desmotivación.
8.- Una sociedad que, como la dominicana, descansa en la desigualdad, necesita de personas que expliquen a las masas populares la causa de su pobreza; que hagan de animadoras, incentiven a los que permanecen desanimados por estar anímicamente golpeados, explotados.
9.- Hay que dejarse de estar echando vainas; de vaineros, hablando vacuidad, utilizando palabras que caen en el vacío, mientras coterráneos nuestros pasan todas clases de calamidades.
10.- La pobreza que golpea al pueblo dominicano, no se soluciona esperando cuatro años para con el sufragio prolongar el statu quo, un orden social deshumanizado por entero.
11.- Aquellos que aquí andan por ahí haciendo de intelectuales sistémicos, muy pepillitos, debieran de recapacitar y ponerse a ligar su intelecto con la lucha por un mejor país.
12.- El compromiso social no es para asumirlo un relajón, ese que anda de relambío en el juego politiquero, mientras la pobreza se reelige en cada proceso electoral.
13.- Eso de llamar fiesta de la democracia a las votaciones que hacen posible continuar la desigualdad, no es más que otra forma de regustarse aquellos que se burlan de los rehambrientos del país.
14.- Lo que manda la realidad dominicana es que cada quien asuma responsabilidad humanista, cívica, ciudadana y social, accionando para hacer posible un cambio de rumbo, que saque al país de la situación que lesiona al pueblo en lo material y espiritual.
15.- Nada de estar de vanidosos y presumidos. Cualquier momento es adecuado para ligarse con la causa de los que son los más, pero carecen de poder de decidir su destino y de la sociedad en su conjunto.
16.- La vida ha enseñado a las dominicanas y a los dominicanos, que no tiene sentido ir cada cuatro años a votar por la democracia representativa que no ha traído alimentos, viviendas, servicios de salud, educación de calidad, seguridad personal, de vida, ni de bienes.
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