Pekín.- Taiwán exigirá pruebas PCR a los viajeros procedentes de China a partir del 1 de enero en respuesta al aumento de los casos de covid en el gigante asiático, informó el Centro de Comando Central de Epidemias isleño en un comunicado.
El Centro indicó que todos los pasajeros que lleguen en vuelos directos desde China, así como en barco, deberán someterse a una prueba PCR a la llegada.
Quienes den positivo podrán aislarse en casa durante cinco días, agrega el comunicado.
La medida entrará en vigor antes de las vacaciones por el Año Nuevo Lunar, la mayor migración anual del mundo y que en 2023 caerán entre el 21 y el 27 de enero, y en la que es habitual que muchos taiwaneses regresen a la isla.
Taiwán se une así a países como Japón, que ayer anunció que reforzará los controles fronterizos para viajeros procedentes de China exigiéndoles, entre otras cosas, un test PCR al aterrizar, después de que Pekín anunciara el fin a las cuarentenas para viajeros, lo que abre la puerta a que los chinos salgan de nuevo al exterior.
La relajación de las restricciones en China ha traído consigo este mes una oleada de contagios que algunas provincias cifran en millones diarios ante la falta de datos a nivel nacional después de que la Comisión sanitaria del país dejase este pasado fin de semana de facilitar el parte diario de infecciones.
Hospitales de grandes ciudades como Pekín han sufrido dificultades para atender a todos los pacientes, según testimonios recogidos en las redes sociales del país.
La semana pasada, la Organización Mundial de la Salud se mostró «muy preocupada» por la evolución de la covid en China y reclamó «más información», ante lo que el Ministerio de Asuntos Exteriores respondió que Pekín ha compartido sus datos «de forma abierta, puntual y transparente» desde el inicio de la pandemia.
El Gobierno chino aseguró a principios de este mes que se daban las «condiciones» para que el país ajustara sus medidas ante una «nueva situación» en la que el virus provoca menos muertes.
Los cambios llegaron después de que el hartazgo ante las restricciones cristalizase en protestas en diversas partes del país tras la muerte de diez personas en un edificio aparentemente confinado en Urumqi (noroeste), con consignas como «no quiero PCR, quiero comer» o «devolvedme mi libertad».
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